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Un novedoso proyecto en fase de expansión

Un rayo de luz al servicio de la salud

Un avilesino impulsa una empresa que provee tecnología capaz de detectar la frescura de los alimentos o la grasa de una persona mediante el espectro luminoso

Miguel Ángel Fernández Lazcano, en la sede de su empresa. LAURA CARADUJE

Aplicar un haz de luz sobre una bandeja de muslos de pollo puede devolver información sobre la frescura del producto, conociendo así si lo que recoge el etiquetado es cierto o el alimento analizado está en mejor o peor estado. Por una técnica similar es posible determinar incluso la edad real de las personas, mediante el análisis de la grasa intramuscular, lo que puede conllevar un tratamiento médico u otro, en función de los datos obtenidos. Este tipo de respuestas las aporta la empresa asentada en Lugones Spectrapply Biotechnology, una firma innovadora de base tecnológica impulsada por el avilesino Miguel Ángel Fernández Lazcano. Su empresa recibió el pasado viernes en La Coruña el Premio Cantábrico Excelente 2016 en la categoría Innovación Tecnológica.

Natural de Avilés y afincado en Oviedo, el ingeniero químico Fernández Lazcano impulsó su primer negocio en 1999, una empresa de control de calidad de pinturas, recubrimientos y tratamientos superficiales que sigue activa. "Siempre tuve tendencia al emprendimiento. En 2010 se me cruzaron los cables otra vez. Quería impulsar una empresa que ofreciera servicios útiles para la sociedad y la industria", explica. Fue entonces cuando puso en marcha Spectrapply, centrada en el desarrollo de aplicaciones para la industria alimientaria y el sector sanitario que están basadas en el infrarrojo cercano. La sede se encuentra ahora en el Polígono Industrial Puente Nora de Lugones, tras germinar en el Campus de Excelencia Internacional (CEI).

"Lo que hacemos es utilizar un espectro de luz para poder analizar alimentos y otras sustancias de forma inmediata, sin manipulación. Tras el disparo de un haz de luz, obtengo una señal que mediante un proceso inteligente convierto en una información. Así ,el cliente puede conocer mejor sus procesos y productos, mejorar costes o evitar problemas de higiene alimientaria", explicó Lazcano.

El de la bandeja de pollo es un ejemplo de la larga lista de aplicaciones de la tecnología que utiliza la empresa de este avilesino. "En cuestión de segundos podemos conocer si esa bandeja tiene la frescura que indica el etiquetado, o si se encuentra en mejor o peor estado. Eso evita problemas de salud en caso de que haya fallado la cadena de frío. Y al contrario, no tengo por qué tirar a la basura alimentos que son perfectamente comestibles", añade el ingeniero.

Las aplicaciones son muy variadas. "Un proveedor compra materia prima a un tercero y quiere comprobar que está pagando por una calidad determinada. Mediante la huella química del producto podemos conocer el estándar ideal. Si el proveedor cambia la naturaleza del producto, lo podemos detectar porque cambia esa huella espectral", prosigue el emprendedor avilesino.

La aplicación sanitaria es otra de las vertientes de esta empresa asentada en Lugones. Spectrapply ha trabajado este año en un proyecto de investigación de la mano de la Universidad de Oviedo que mediante la detección de grasa intramuscular en personas de edad avanzada puede determinar la edad real de las personas. "Imagínese dos hombres de 70 años. Uno tiene más grasa intramuscular, que conlleva una musculatura ya bastante deteriorada. Y el segundo, pese a tener 70 años, su edad real puede ser de 50, ya sea por su genética o porque se ha cuidado más. Con esos resultados habría un tratamiento diferente para uno u otro. Eso lo podemos medir mediante un haz de luz, algo totalmente inocuo. Mediante esa aplicación podemos determinar el grado de engrasamiento", asevera el empresario.

Scpectrapply Biotechnology echó a andar en 2011 y según su impulsor "empieza a estar valorada por la industria". Con una plantilla de seis personas, la firma se encuentra en fase expansiva y las previsiones apuntan a que a corto medio plazo alcanzará el millón de euros de facturación. "Nos encontramos en fase de negociación con varios posibles inversores. Buscamos dar un impulso al negocio en uno o dos años y multiplicarlo por dos", añadió el empresario, agradecido por el reconocimiento recogido en La Coruña. No es el primer galardón que recibe. El mismo año que su empresa echó a andar, recibió el Premio Genoma España al mejor proyecto empresarial biotecnológico. "El último reconocimiento refrenda que aquello que en 2011 era un proyecto hoy es una realidad, que hay empresas asturianas haciendo cosas muy importantes y con el apoyo de todos se pude generar riqueza y empleo", concluye.

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