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La grave crisis de un emblemático conglomerado empresarial

El electricista que tocó el cielo

José Luis García Arias creó desde abajo un conglomerado que en 2014 contaba con un patrimonio neto de 100 millones de euros e importantes beneficios

El electricista que tocó el cielo

José Luis García Arias comenzó desde abajo, como electricista. El gallego (Monforte de Lemos, 1941) empezó a ser conocido como Melca cuando, en 1970, fundó el grupo del que ahora le ha expulsado su propia familia. García Arias creó Montajes Eléctricos del Cantábrico y, desde ese momento, empezó con pequeñas obras, a colaborar con Ensidesa... hasta crear un conglomerado que ahora tiene once sociedades y que da trabajo a unas 150 personas. En 2014, contaba con un patrimonio neto de 100 millones de euros e importantes beneficios. "Es un hombre hábil, muy trabajador, echado para adelante que consiguió crear un emporio", aseguraba ayer otro empresario de la zona.

García Arias llegó a Avilés en los años sesenta y, tras formarse en el mundo de la electricidad, comenzó a medrar. Su empresa llegó a poner toda la instalación eléctrica del barrio de Llaranes.

En los años ochenta adquiere, junto con Ensidesa, la empresa Asturiana de Recargues Siderúrgicos (ARSIDE). Y, a partir de ese momento, comienza un periodo de rápida expansión y diversificación que le lleva a tocar varios sectores, como el inmobiliarios, el metalmecánico, el sanitario, el hotelero... Y también vio negocio en el exterior. Fue uno de los primeros en sumarse a los viajes comerciales organizados por la Cámara de Comercio de Avilés y se decidió a abrir empresas en países como Cuba y realizar inversiones en Perú o en Venezuela. En el país caribeño reabrió una fábrica de tubos de acero que llegó a contratar a mucha gente y también comercializó con chapa de acero.

El sector inmobiliario es uno de los grandes frentes del Grupo Melca, con importantes incursiones, sobre todo en Avilés. Suyo es el hotel de cuatro estrellas "Villa de Avilés" y también el edificio que alberga el centro comercial "Centro Meanas". Pero, si por algo es conocido, es por el desarrollo, luego suspendido, de la parcela que ocupaba hace años la residencia del Ingenieros, en la calle González Abarca. García Arias se quedó con esos terrenos y en la antigua residencia abrió un geriátrico que funcionó durante unos años y que finalmente derribó.

El Grupo Melca, para poder desarrollar esos terrenos, firmó un convenio con el Ayuntamiento de Avilés en 2005 por el que se le permitía la construcción de unas 300 viviendas a cambio de las acciones que el grupo avilesino tenía en Ruasa, tres millones de euros por reversión de plusvalías urbanísticas, la cesión de la antigua fábrica de camisas de la avenida de Portugal -donde hoy está la Factoría Cultural- y una parcela asociada a la Casa de Pedregal, de casi 3.000 metros cuadrados. El grupo vendió en 2006 el solar a Procupisa por 33 millones de euros.

Sus incursiones inmobiliarias le "granjeó roces" con los responsables municipales de la época y que más tarde quedaron también patentes cuando se metió en otra sus pasiones, la política, en la que siempre estuvo en un segundo plano. "Es un empresario al que siempre le gustó la política e intervenir en ella", aseguraron ayer conocidos de García Arias. Colaboró con el PP y algunas fuentes aseguran que incluso llegó a ofrecerse como candidato en las elecciones locales de 2003. Aunque tuvo un papel mucho más activo con otra formación, la Agrupación Social Independiente de Avilés (ASIA), a la que financió en las elecciones municipales de 2007. Esta fuerza obtuvo entonces cuatro concejales.

Pero, en 2009, volvió al PP, coincidiendo con la enésima crisis interna del partido en Avilés, con un enfrentamiento entre el entonces presidente Joaquín Aréstegui y su exportavoz, Manuel Peña. A García Arias se le vio en las reuniones celebradas por el sector crítico para intentar desbancar a Aréstegui de la presidencia, objetivo que no consiguieron. Las reuniones se celebraban en el hotel propiedad del Grupo Melca.

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