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Crisis en una emblemática corporación

El fundador de Melca acusa a sus socios de mentir: "Su intención es liquidar"

García Arias asegura que si la empresa se disuelve "las posibilidades de garantizar el mantenimiento de los puestos de trabajo son remotas"

El hotel Villa de Avilés. RICARDO SOLÍS

José Luis García Arias, accionista y exadministrador del Grupo Melca, acusó ayer a los socios mayoritarios -su mujer, Isabel Becerril, y dos de sus hijos, Elena y Daniel García Becerril- de "mentir y camuflar sus verdaderas intenciones". Estas no son otras, según el fundador del conglomerado, que "liquidar y recoger el dinero". Niega además, que no se vayan a resentir los trabajos de sus 150 empleados en el caso de disolución del conglomerado, compuesto por once sociedades, entre las que están el Hospital de Luarca, el taller Remesa de Mieres, el hotel "Villa de Avilés" o la empresa Arside Construcciones Mecánicas.

García Arias respondió punto por punto al comunicado emitido por su familia tras hacerse público el proceso de disolución que afronta la compañía y en el que aseguraban que la destitución del hasta ahora cabeza visible se debía a un "relevo generacional". "No se trata de un relevo generacional, lo que piden en la junta a celebrar el día 25 de julio es la disolución y liquidación de Cartera de Inversiones Melca, matriz y poseedora del cien por cien de las sociedades que componen el Grupo. En cualquier caso, de producirse ese relevo generacional al que aluden y que nunca se ha planteado hasta ahora, ése vendría de la mano de uno de los hijos (Miguel) que lleva toda su vida profesional trabajando en el Grupo en puestos de dirección", afirma García Arias en el escrito. El mayor accionista del grupo aprovecha para arremeter contra su hija Elena, "que parece ser que aspira a este relevo": "Atesora un currículo empresarial muy decepcionante gestionando un negocio con pérdidas continuadas desde su inicio y que es mil veces más pequeño que Grupo Melca".

Respecto al proceso que ahora se abre en la empresa, José Luis García Arias rechaza, como dicen sus familiares, que se asegure el trabajo de sus 150 empleados. Todo lo contrario. Por ello, insta al resto de accionistas a que voten "no" a la disolución en la junta general del próximo 25 de julio.

"Según la Ley de Sociedades de Capital, la disolución es un acto social que abre el proceso de liquidación. Y éste es el proceso de realización o venta de activos de Melca, entre los que se encuentran las empresas filiales y participadas. Todo ello al objeto de cancelar sus obligaciones y repartir el remanente a los socios. Después de este hecho Melca deberá extinguirse", afirma García Arias. Por ello, acusa a sus familiares de "mentir intencionadamente": "Las posibilidades de garantizar el mantenimiento de los puestos de trabajo son remotas y saben que no se podrá cumplir. Una solución seria y segura sería votar no a la disolución. Pero esto no les interesa ya que su intención es liquidar y recoger el dinero".

El fundador del conglomerado rechaza también haber sido el causante de "la alarma social", como le acusa la parte mayoritaria: "Ésta no la provoca José Luis García Arias, sino el punto tercero de la convocatoria de la junta. Por tanto, voten no a la disolución de la sociedad y al nombramiento de un liquidador y en ese momento desaparece la alarma social. Nómbrese un administrador judicial, que es imparcial y que, lógicamente, velara por los intereses de ambas partes en litigio, así como por la seguridad de los trabajadores, clientes y proveedores".

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