La salud de los avilesinos -niños, ancianos, mujeres gestantes y personas con problemas respiratorios o cardiovasculares, especialmente- estuvo desde las ocho de la tarde del lunes hasta las cuatro de la madrugada de ayer en peligro, según Ecologistas en Acción. Este colectivo advirtió ayer de que durante ocho horas los vecinos estuvieron expuestos a niveles enfermizos de ozono troposférico, también conocido como "ozono malo" y que no tiene nada que ver con el estratosférico o "bueno", que hace de filtro de la radiación ultravioleta. El origen de los siete "picos contaminantes" que se sucedieron en total está en un cóctel con diferentes ingredientes: la ola de calor que afecta a la región, el intenso tráfico motorizado que soporta la ciudad en estas fechas y el incremento del consumo de electricidad producida en centrales térmicas de carbón debido al uso de aparatos de aire acondicionado, siempre según el grupo conservacionista.

"La previsión de la superación del umbral de contaminación obliga a las autoridades competentes a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica de que se protejan evitando en las horas central del día y al atardecer cualquier esfuerzo físico y ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de la evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio", explicaron los ecologistas, que agregaron al respecto: "El Principado, sin embargo, no difundió ayer (por el lunes) ningún aviso a la población durante este episodio de muy elevada contaminación por ozono, incumpliendo su obligación legal y dejando desasistidos a los 600.000 habitantes de la zona afectada lo que supone una grave negligencia del gobierno autonómico".

Si bien fue Avilés -en la estación de control ubicada en la plaza de la Guitarrra- donde se registraron los niveles más altos de "ozono malo", el lunes también se alcanzaron valores elevados de ozono troposférico en las estaciones de Oviedo, Cangas de Narcea o Niembro. De ahí que Ecologistas en Acción demandara ayer al Gobierno regional la adopción de las medidas necesarias de urgencias para evitar volver a alcanzar el umbral de contaminación por ozono, establecido por la normativa en 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire como media horaria. En Avilés, señalaron, a las dos de la pasada madrugada, se alcanzó el "pico máximo" de 243 microgramos por metro cúbico. "Estas medidas deben pasar por la limitación del tráfico urbano e interurbano y del funcionamiento de las centrales térmicas asturianas de carbón, principales emisores de los contaminantes precursores del ozono. Asimismo exigieron al Principado que "cumpla con su obligación de mantener informada a la población".

El ozono troposférico es un contaminante propio del verano y un enemigo habitual de las tierras de interior, como Madrid, donde el mercurio apenas de tregua durante la temporada estival. Es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias. El "ozono malo", además, es invisible, pero es corrosivo e irritante. Su inhalación incrementa los riesgos de enfermedades respiratorias agudas y reduce la función pulmonar, además de agravar las patologías cardiovasculares. Los efectos sobre la salud, no obstante, están en relación con la concentración de ozono y la duración del episodio, pero también con la actividad física realizada y el mayor o menor grado de sensibilidad al ozono, muy variable en cada persona. Las autoridades sanitarias a nivel estatal recomienden en cualquier caso no practicar deporte al aire libre ni realizar esfuerzos en jornadas en las que predominan los altos niveles de ozono. Ayer en Avilés también se registraron "picos" de polución por benceno.