El día grande de las fiestas del Carbayedo comenzó con sobresalto. Dieciséis personas resultaron heridas en un aparatoso accidente registrado a mediodía entre un autobús de línea, que bajaba por Severo Ochoa hacia la avenida San Agustín, y un turismo que subía Severo Ochoa y giró a la izquierda hacia Fernández Balsera. "No nos matamos de milagro. Aún no se me han pasado los nervios", aseveró Rosario Fernández Suárez, vecina de La Luz de 80 años que viajaba en el autobús siniestrado y que resultó ilesa. De los heridos, quince viajaban en el vehículo público (muchos de ellos acabaron tirados por el suelo por el frenazo). De las tres ocupantes del turismo, que tomó un giro a la izquierda cuando se aproximaba de frente el autobús, sólo sufrió lesiones la que viajaba en el asiento de atrás. Todos los afectados revestían heridas de carácter leve.

El choque se produjo exactamente a las doce del mediodía y generó gran expectación entre los viandantes y entre las decenas de avilesinos y visitantes que a esa hora se encontraban ya en el parque del Carbayedo, punto neurálgico de las fiestas de San Roque. Un fuerte frenazo y un crujir de chapa pusieron en alerta al barrio, tomado minutos después por las sirenas de los coches de la Policía y las ambulancias.

El choque se produjo cuando un Opel Corsa, que subía por Severo Ochoa y en el que viajaban tres mujeres, giró hacia la calle Fernández Balsera pese a que se aproximaba un autobús que circulaba correctamente. "La conductora, que tenía su semáforo en ámbar intermitente, vio venir el autobús, pero creyó que le daba tiempo a tomar el giro", explicaron fuentes policiales. El conductor del vehículo de la Compañía del Tranvía de Avilés (de la línea 1, que cubre la ruta entre La Luz y Piedras Blancas) pisó el freno para evitar alcanzar el turismo, pero acabó colisionando lateralmente contra él. Como resultado del impacto, la mayoría de los pasajeros del autobús, de la línea 1 (La Luz-Piedras Blancas) acabaron bien en el suelo, bien con golpes, principalmente en rodillas y cuello.

Al lugar se desplazaron en cuestión de minutos varias patrullas de la Policía Local, una uvi móvil y hasta dos ambulancias para poder atender al gran número de heridos. Rosario Fernández viajaba en los asientos delanteros del autobús y no sufrió ni un rasguño. La mayoría del resto de viajeros no corrió tanta suerte y varios acabaron en el hospital San Agustín con contusiones.

"El conductor tuvo que dar un frenazo para no irse contra el coche y mucha gente se cayó al suelo. Una chica que iba hacia la mitad del autobús acabó casi en la puerta. Un hombre se cayó para atrás y permaneció allí tirado hasta que vino el SAMU. Una mujer embarazada empezó a sufrir mareos y tuvo que salir a tomar aire. Todavía tengo el miedo en el cuerpo", relató la mujer, que había subido al autobús en La Luz y se dirigía a la parada de Las Meanas.

Los sanitarios atendieron a los heridos en el mismo lugar del accidente y ante la mirada de las decenas de curiosos que se fueron agrupando en los alrededores. "Aquí hay muchos sustos", comentaban unas mujeres a las puertas de una peluquería. "Está perfectamente señalizado, pero la gente hace lo que le sale de las narices", decían otros a tan solo unos metros.

Uno de los carriles de acceso a Fernández Balsera, donde acabó el turismo siniestrado, permaneció cortado durante casi una hora, hasta que se acabó de atender a los heridos, se retiró el turismo y el autobús siguió camino. Si bien en vez de completar la ruta, se dirigió al hospital San Agustín para trasladar a los heridos. Los pasajeros que resultaron ilesos continuaron camino por su propio pie o siguieron ruta en otro autobús hacia Castrillón (varios se dirigían a las playas de este concejo para disfrutar de la jornada de playa). El aparatoso accidente fue el tema de conversación en El Carbayedo a lo largo de la jornada festiva.