El Centro Niemeyer achaca las interminables colas -de hasta dos horas de duración- para acceder a la Holi Party que se celebró el sábado al control de menores, instaurado por primera vez en esta tercera edición del festival. En un comunicado remitido a los medios, la organización de la fiesta trasladó al público sus "disculpas" por las demoras generadas durante el primer concierto, que califican de "excesivas". Si bien, en el mismo texto, recogen que los accesos fueron fluidos según fueron avanzando las horas, y que en el servicio de atención al público sólo se recogieron 15 reclamaciones por escrito y se devolvió el dinero de la entrada a diez usuarios que así lo solicitaron. Una de las principales quejas de los asistentes fue la "falta de personal" en las taquillas para agilizar la entrega de pulseras que daban acceso al recinto, una cuestión sobre la que la dirección del centro declinó opinar. Del mismo modo, la edil de Festejos, Ana Hevia, también evitó pronunciarse sobre los problemas en el acceso, y se limitó a aclarar que "esa fiesta depende del Centro Niemeyer".

Además del control de menores, el Centro Niemeyer estableció puntos de recuento para saber en todo momento cuánta gente había en la plaza, de tal manera que en ningún caso se superase el aforo máximo permitido, establecido en 10.000 personas. Finalmente se vendieron un total de 10.328 entradas; el pico máximo de afluencia se dio a las 21.00 horas, cuando 6.900 individuos estaban en la plaza del centro cultural para disfrutar de la actuación del dj "Hugo Le-Loup".

A las dos de la madrugada la música cesó en la margen derecha de la ría; los servicios de limpieza procedieron a limpiar por la mañana la explanada del Niemeyer, que al mediodía de ayer ya estaba en perfectas condiciones.