Un Rolls Royce de 1927 fue una de las estrellas de la concentración de coches antiguos que, por primera vez, organizó "VRS Clásicos Avilés" en la ciudad y que llenó las calles del casco histórico de verdaderas joyas de la automoción. Un Ferrari Testarrosa, un Excalibur Porsche de 1969, un Mercedes Ponton, un Alfa Romeo GT, o un MG descapotable coparon el cartel de "lo más exclusivo" de la cita por su antigüedad, como recalcó Joaquín Gutiérrez, vicepresidente del club. La concentración también contó con coches más populares, como los Mini, los Seat 600, los Talbot... El único requisito para participar era que el vehículo fuera anterior al año 1988. En total, se juntaron para dar visibilidad a su pasión, 226 personas y 112 coches llegados de todos los puntos de Asturias y de León.

Los participantes se reunieron para comer todos juntos en un restaurante del centro de Avilés y, a continuación, realizaron una ruta desde la ciudad hasta Pillarno y Las Bárzanas, con vuelta por la carretera de La Plata y la ría, para desembocar en el Centro Niemeyer, donde se entregaron los premios al coche más antiguo, al conductor más joven y al más longevo, al club con más socios o al vehículo llegado desde más lejos.

Muchos fueron los que se acercaron a ver con curiosidad los coches expuestos, algunos con un alto valor económico. "Hay vehículos que se mantienen mejor que otros. Cuanto más antiguos, más coste implica ya que las piezas de repuesto son difíciles de encontrar y conseguir o son puramente artesanales. Eso sí, todo depende de lo que quiera gastar cada uno en su coche", explicó ayer Jairo Iglesias, presidente del "VRS Clásica Avilés", un club que cuenta con unos 30 socios, la mayoría de Avilés, sobre todo de Versalles, y alrededores. La primera concentración de coches clásicos se organizó también con la colaboración del Ayuntamiento de Avilés y la Policía Local.