A qué olía Avilés ayer de tarde suscitó consenso: a "cucho", a excremento vacuno. Lo que generó múltiples especulaciones fue el origen de esa peste, sin conclusiones claras al respecto. Lo cierto es que a partir de las ocho y media de la tarde y por lo menos hasta las once de la noche las proximidades de la ría, el barrio de Sabugo e incluso las calles del Quirinal, entre otras zonas de la villa, olían como el interior de una cuadra; algunas personas añadieron que también sentían una ligera picazón de garganta al respirar.

Descartados que un rebaño de vacas hubiera defecado en algún parque, la teoría más socorrida por los viandantes fue la existencia de algún vertido orgánico a la ría, si bien no hubo constancia oficial del mismo; otros especularon con el riego de algún prado cercano a Avilés con purines y que la acción del viento hubiera arrastrado el "aroma" hasta el casco urbano; y no faltaron quienes señalaron a la industria como culpable del tufo, si bien el benceno, que ocasionalmente se hace sentir en el aire de Avilés, tiene un característico olor dulzón bien diferente al que se percibía anoche.