El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ordena, por primera vez en la historia, el cierre precautorio de la costera del bonito del Norte en el Océano Atlántico a la vista que los pescadores están llegando a la cuota máxima permitida para este año. La medida ha cogido por sorpresa al sector ya que el fin de la pesquería es en la medianoche de mañana y muchos barcos acaban de partir de nuevo a alta mar. Lo habitual es que esta costera se alargue hasta finales de octubre.

Alberto Vizcaíno, director general de Pesca del Principado, mostró ayer su malestar por la circular de la Secretaría de Pesca. Ayer por la tarde estaba en contacto con los responsables pesqueros de las comunidades cantábricas y con los de Andalucía y Canarias -todos afectados por la resolución- para ponerse de acuerdo y mantener hoy una videoconferencia conjunta con la Secretaria del Mar para pedir explicaciones sobre los datos reales de consumo de bonito. "Nos coge a todos a contrapié. Estamos en plena costera y los barcos están constantemente entrando a descargar y saliendo de nuevo a faenar. El problema es que esta no es una costera en la que puedas dar la vuelta con facilidad", aseveró Vizcaíno.

Los responsables pesqueros intentarán que el Ministerio posponga el cierre, por lo menos, hasta finales de semana para que los barcos que están en alta mar puedan descargas sus capturas sin problemas. "Propondremos eso aunque sea a costa del cupo del año que viene para minimizar daños en la flota. Estamos convencidos de que la Secretaría lo entenderá y espero que mañana (por hoy) se imponga el sentido común. También así daremos tiempo a los barcos para que cambien de arte, que no es algo que se hace de un día para otro", confió el director general de Pesca del Principado.

La circular que ayer remitió el Ministerio expone que los barcos, una vez se cierre la pesquería, solo podrán desembarcar "las cantidades capturadas y declaradas antes de la fecha": "A este respecto recordar que la declaración de desembarque deberá estar realizada en el plazo de 48 horas para los buques que cumplimentan diario en papel y en el plazo de 24 horas para aquellos con obligación de diario electrónico".

Dimas García, presidente de la Federación regional de Cofradías, criticó al Gobierno estatal ya que en una reunión celebrada hace una semana con el sector se comprometió a informar con tiempo de las pesquerías que estuvieran en riesgo de cierre por el fin de la cuota. "Nos dijeron que lo harían sin problema y ahora nos encontramos con esto y casi sin tiempo para reaccionar. No sabemos la cuota que hay y la que queda y si afecta a toda Europa o sólo a los españoles. Mandan un correo electrónico y no explican más", afirmó. García achaca que este año sí se haya agotado el cupo, o casi, a que los barcos de tanqueo están capturando más que en años pasados.

El gerente de la rula de Avilés, Alfredo Caunedo, sale en defensa de la calidad del hielo que fabrica y vende la instalación, puesta en duda en estas mismas páginas por algunos de los usuarios: armadores y comercializadores. "No consta ni una sola queja transmitida por vía oficial a este respecto y tampoco tengo conocimiento oficioso de que haya problemas con el hielo", manifestó el gerente, extrañado ayer de que este asunto merezca críticas de algunos usuarios de la lonja.

Caunedo sí que admitió un problema ocurrido en agosto pasado y traído estos días a colación de nuevo por quienes dicen estar "defraudados" con el rendimiento de la nueva fábrica de hielo de la rula. "Coincidiendo con la bocartada, se averió un rodamiento y eso redujo la capacidad de producción de la fábrica obligándonos, dada la alta demanda de esos días, a traer hielo de Gijón. Pero esa avería se reparó y la fábrica volvió a producir con total normalidad", expuso Alfredo Caunedo.

El gerente muestra especial extrañeza por las críticas que supuestamente origina la calidad del llamado hielo piedra, dado que ese tipo de producto se fabrica en una planta antigua que nada tiene que ver con la puesta en funcionamiento hace poco más de un año. Caunedo, con talante constructivo, anima a quien tenga quejas de la calidad o el servicio de la fábrica de hielo a que lo haga saber a los responsables de la lonja, para de ese modo tratar de corregir posibles fallos, en caso de existir.