"Antes que 30 euros, lo que necesitamos es afecto, un detalle". Con estas palabras explicó ayer Mirko (nombre figurado), uno de los miles de beneficiarios de los programas de acogida de Cáritas en Asturias la amarga situación que viven los "sin techo" en España. Este hombre, natural de Perú y que ronda la cincuentena, compartió junto a Luis, otro asturiano en la misma situación, su testimonio, vivencias y opinión de la situación de los más desfavorecidos, ante el centenar de personas que partició en el acto de inauguración del curso de Cáritas Aciprestal de Avilés, que se celebró ayer en el Centro de Profesorado y Recursos.

"Antes se llegaba a estas situaciones de pobreza debido a problemas personales, pero ahora, con el alto nivel de desempleo, la gente no tiene recursos para mantener un hogar", relató Luis sobre el proceso de llegar a una situación de desamparo en el acto, que estuvo moderado por Ramón Méndez, responsable de animación de Cáritas en Oviedo.

Además de los problemas evidentes de carecer de una vivienda, ambos coincidieron en que sus carencias van más allá de las "comodidades" propias de contar con un techo. "Pierdes seguridad, estabilidad y, ante todo mucho afecto. La gente piensa que todo se arregla dándote dinero, pero lo que necesitas es cariño", explicó Mirko, licenciado en Biología que desde su llegada a España realizó trabajos en el sector de la hostelería. "Y la autonomía, que es básica. Depender de terceras personas es muy duro. Hay momento en los que te sientes humillado", abundó su compañero Luis.

Además de la ayuda de Cáritas, ambos disfrutan de una ayuda social estatal, que ronda los 400 euros, una cantidad que consideran "insuficiente" para poder disfrutar de una "vida digna". "Te llega para alquilar una habitación y poco más. No cubre las necesidades básicas. Yo, por ejemplo, me tuve que ir a vivir a un pueblo a las afueras de Oviedo. Es un paso que tuve que dar y que hago sin problemas, pero considero que la administración debería tomar medidas más severas para erradicar esta problemática", afirmó Luis.

Pero aunque ambos coinciden en que el importe de las cuantías debería ser superior, también consideran importante que el beneficiario pueda ofrecer algo como contraprestación. "Estoy en contra de dar ayudars porque sí. Tiene que ir con algún tipo de formación o trabajo, porque si no corres el riesgo de que la persona también pueda acomodarse", aseguró Luis. "Lo que queremos es trabajar y ganarnos las cosas por nosotros mismos", agregó Mirko.

Ambos coincidieron en que este tipo de formación paralela a los subsidios, también podría ser una ayuda para la reinserción laboral. "Aunque hay ayudas para la contratación de colectivos en riesgo de exclusión como los jóvenes o los mayores de 50, lo que está pasando es que el empresario te contrata durante un año, se beneficia de las ventajas fiscales y luego contrata a una persona diferente", aseveró Luis.

Lo que también tienen bastante claro, es que sin la ayuda de entidades como Cáritas, la vida de las personas en situación de exclusión social. "El tercer sector es primordial. Si no fuese por ellos estaríamos todos durmiendo en la calle", concluyó Luis.