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DAVID SERRANO | Director, guionista y adaptador de cine y teatro, firma la versión española de "Tierra del fuego", que llega el viernes a Avilés

" 'Tierra del fuego' es un alegato para vencer el odio con diálogo"

"La carga emocional de los personajes es tan fuerte que supera la historia que se cuenta y conmueve al espectador"

David Serrano, fotografiado el pasado agosto en Avilés. MARA VILLAMUZA

A fuerza de pisar el teatro Palacio Valdés -para el que sólo tiene elogios-, David Serrano (Madrid, 1975) habla de Avilés con la misma familiaridad que si fuera su casa. Al menos lo es en lo que tiene que ver con el teatro, y sino basta hacer un repaso a sus últimas incursiones en la escena local: "Cartas de amor", con Julia Gutiérrez Caba y Miguel Rellán el pasado mes de agosto; y antes, "Lluvia constante", "La venus de las pieles" y "Buena gente", entre otras obras. En marzo de 2017 tiene previsto estrenar en Avilés -de nuevo en su faceta de director- y este viernes (20.15 horas) se podrá ver en el odéon avilesino una "delicatessen" que llega envuelta en la aureola de su éxito madrileño: "Tierra del fuego". En esta ocasión, el polifacético Daniel Serrano ejerció como adaptador del texto original del dramaturgo argentino Mario Diament, una misión ya cumplida que aunque no hace necesaria su presencia en la ciudad no le impide "mojarse" sobre lo que van a poder ver -y sentir- los espectadores que acudan al Palacio Valdés.

-La nómina reciente de las obras de teatro que ha dirigido o en las que ha colaborado como adaptador y guionista incluye algunos de los mayores bombazos de público y crítica de los últimos años, ¿cuál es el secreto de su buen ojo clínico?

-Supongo que trabajar con buenos textos; "Tierra del fuego" es un ejemplo de esto, me lo ofrecieron y, una vez leído, no albergué ninguna duda de que era un material excelente.

-¿Cuántos textos llegan a sus manos en un año?

-Tampoco muchos, no se crea; dos o tres.

-Parecen pocos... ¿De qué más se nutre?

-De lo que veo, de lo que leo...

-En el caso de "Tierra del fuego" (cuenta la historia de una mujer israelí, víctima de un atentado en el que resultó herida y su mejor amiga muerta, que 22 años después decide encontrase con el terrorista autor del atentado, quien está detenido en una prisión y condenado a cadena perpetua), ¿qué fue lo que se sedujo del texto?

-Que tiene contenido político, que tiene la fuerza de lo vigente -vease, sin ir más lejos, lo que está ocurriendo estos días en Colombia- y que aboga por el diálogo como forma de superar las hostilidades. Me atrapó su ausencia de maniqueísmo, que exalta la generosidad como fórmula para que la gente deje de matarse y que ahonda en la búsqueda de las verdades, en plural, las de todas las partes envueltas en un conflicto.

-La obra, basada en un hecho real, tiene como contexto el conflicto entre Israel y Palestina. ¿Ha cambiado la percepción que tenía del mismo tras bucear en la historia con ojos de dramaturgo?

-No tenía una opinión claramente fundada y eso poco o nada ha cambiado, pero lo que sí tengo más claras ahora son las razones de unos y otros. Veo la cuestión de forma más nítida.

-¿Cómo aborda el autor algo tan delicado y por otra parte tan manido como la tensa relación de Israel y Palestina?

-El texto es cualquier cosa menos plúmbeo o aburrido; tiene grandes personajes con gran carga emocional y la interactuación entre ellos es lo que, a mi juicio, llega a conmover al espectador.

-El odio, la redención, el perdón, la necesidad de dialogar... De todo lo que plantea "Tierra del fuego", ¿con qué se queda Daniel Serrano?

-Con la generosidad como fórmula para superar el odio. En cierto pasaje de la obra se dice que es más fácil odiar que amar porque con lo segundo te expones a que te hieran, y sin embargo el mensaje que acaba calando es que es posible vencer al odio con la generosidad. Solo por eso, la obra debería ser de visión obligada en todos los países.

-¿Diría que la historia de Yael, la mujer que siente la imperiosa necesidad de encontrarse con el terrorista que la atacó, resulta catárquica?

-Resulta cuando menos conmovedora porque se trata de una historia muy humana y emocionante, de las que llega al espectador, incluso a los que no quieren hacer lecturas políticas de lo que ven en escena. Es una obra donde los personajes están por encima de la historia.

-Claudio Tolcachir, el director, alude a cierta "capacidad terapéutica" de la función para hacernos más humanos; ¿asume usted tan noble objetivo?

-Por supuesto; del mismo modo que ciertas películas o libros, el teatro tiene esa capacidad.

-¿Para cuándo su próxima cita profesional con Avilés?

-Allá por marzo, con el estreno de "Los universos paralelos", el proyecto en el que ahora estoy centrado.

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