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La Administración pierde la batalla de los plumeros dada la dificultad de eliminarlos

La mayoría de los propietarios requeridos para que retiren las plantas de sus fincas han hecho caso omiso del aviso o fracasaron en el intento

Plumeros de la Pampa en la zona del puente Azud. RICARDO SOLÍS

La extensión de grandes manchas de plumeros de la Pampa ("Cortaderia selloana") se ha convertido ya en una plaga en la comarca, y los hasta ahora tímidos intentos por ponerle freno están dando pocos frutos. El Ayuntamiento de Avilés hizo un requerimiento a grandes propietarios de terrenos con "plumerales" para que los eliminen. Sin embargo, en unos casos la respuesta es el silencio; y en otros, la dificultad de extirpar totalmente esta planta invasora hace que los resultados no sean los esperados. Precisamente Avilés es la sede elegida por la Universidad de Oviedo para una reunión de científicos internacionales que debatirán entre el 13 y el 15 de octubre sobre las especies invasoras, en el marco del proyecto "Alertools".

"Hemos revisado los solares municipales, pero en ellos no hay plumeros", explicó el concejal de Servicios Urbanos, Miguel Ángel García Balbuena. Desde hace tres años el Ayuntamiento viene requiriendo a propietarios de grandes parcelas para que intervengan en ellas, y de hecho el Principado limpió la parcela que se le reclamaba, en La Grandiella. Pero Adif aún no respondió, tampoco Sepides, y en cuanto a Arcelor, la multinacional asegura que no le consta tener ningún requerimiento.

La legislación es clara: está prohibida la tenencia de "plumeros", y cualquier persona o entidad que los tenga en su propiedad está obligada a su retirada. Y el problema que presenta esta planta invasora es que su capacidad de arraigo es tal que se requiere una labor anual de mantenimiento para erradicarla realmente. El Ayuntamiento de Avilés no tiene competencia para establecer programas de erradicación, pero sí que trabaja para divulgar sobre la amenaza que supone. La competencia, en cambio, es del Principado y también del Ministerio, que hasta ahora han hecho muy poco en esta materia.

"Algo se ha hecho, y algo se nota que hay más limpieza en muchos sitios", admite David García, de Mavea. Pero añade: "En muchos otros lugares no se actúa, como ocurre en Buenavista y algunos jardines privados, donde siguen creciendo los plumeros. Si no se hizo ya, quizá convenía una notificación expresa a las empresas de jardinería para que las eliminen allá donde las haya". También apunta a la Autoridad Portuaria: "En la carretera que va hasta Zeluán, junto al muro del puerto, hay una franja que está también llena de plumeros. Los servicios públicos tienen que invertir primero en un plan de choque y luego en mantenimiento. Y eso podría ser hasta un nicho de empleo.

Precisamente, Mavea está realizando un estudio sobre el impacto de los "plumerales" en la fauna. César Álvarez, uno de los responsables de este estudio (que concluirá en diciembre) hace un primer resumen: "En el erial de Maqua, donde la mayoría de la vegetación son plumeros, la población de aves es bajísima, de escasas decenas de aves". Además de esta parcela, también está en estudio una en el puerto del Musel, en Gijón, donde hay mayor diversidad de especies vegetales y también mayor número de aves. "Pero es mucho menor la cantidad de aves reproductoras en estos ambientes con plantas invasoras que en los ambientes más próximos de campiña", concluye Álvarez.

Este año hubo un retraso de un mes en la floración de los plumeros, ya que lo normal es que las espigas comiencen a abrirse a principios de verano. Es importante tener en cuenta la época de la floración para eliminar la "cortaderia", ya que en cuanto se abren las granas ya está dejando semillas en su entorno. Los costes de la mano de obra de cualquier plan de eliminación de estas planta son elevados, ya que la mejor forma de atacarla es retirarla de forma manual o mecánica; los productos químicos no están aconsejados.

Expertos del Reino Unido, Nueva Zelanda, Canadá, Lituania y Estados Unidos debatirán junto a sus colegas españoles en las sesiones propiciadas por la Universidad de Oviedo en el Centro Niemeyer, entre el 13 y el 15 de octubre, y también en el palacio de Valdecarzana, donde se desarrollarán actividades abiertas a la ciudadanía. El programa científico está coordinado por los profesores Yaisel Borrell, de Biología; y Eduardo Dopico, de Ciencias de la Educación, bajo la dirección de la profesora Eva García Vázquez.

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