"Si vemos como algo intolerable las declaraciones de Donald Trump es gracias al feminismo que, más que un movimiento, ha sido una corriente de pensamiento ahora en proceso de transformación". La escritora y profesora Anna Caballé realizó ayer una amena disertación sobre los efectos de la misoginia en las literatas españolas durante la séptima edición de las Jornadas feministas de Avilés. Ante un público nutrido -fundamentalmente compuesto por mujeres- explicó que los "disparates" con los que Trump escandaliza, hace 50 años hubieran sido habituales. "El feminismo es una necesidad porque la sociedad opone muchas resistencias interesadas al desarrollo de la mujer y a que ocupe un espacio público", indicó.

La profesora hizo referencia a una de sus obras, "Breve Historia de la Misoginia", que vio la luz al darse cuenta la autora de la gran cantidad de textos críticos con la producción literaria de mujeres que realizaron su obra a lo largo de la historia. "Este trabajo muestra de dónde venimos las mujeres españolas, tenemos la necesidad de recordarlo, de ser conscientes, porque el pensamiento feminista no es un capricho sino una absoluta necesidad", subrayó la experta. En su opinión, es un deber mantener esa memoria porque prestará a las mujeres las herramientas necesarias para plantar cara al futuro.

De la discriminación positiva afirmó: "Es cierto que las mujeres tienen los mismos derechos, pero no las mismas oportunidades, todavía necesitan una protección". Y es que Caballé recordó que sólo en los últimos años las mujeres han comenzado a incorporarse a la vida pública. "Y tenemos a mujeres como Emilia Pardo Bazán que se atrevió y se encontró con que menos bonita le dijeron de todo", remató.

El feminismo, apuntó Anna Caballé, "es una corriente que se va a oponer a la misoginia, al discurso contra las mujeres". Y, sin embargo, en España la etiqueta del feminismo no ha gozado de buena aceptación, al contrario de otros países, como Estados Unidos. "A nosotras nos cuesta mucho definirnos como feministas, y sorprende porque se trata de una corriente de pensamiento que no ha generado una gota de sangre y en cambio sí mucho bien moral", razonó.

Para mostrar ese rechazo, la ponente puso un ejemplo: el "ataque virulento" que recibió el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero cuando aseguró que era "feminista radical". "Se le dijo de todo". Desde entonces, afirmó, el panorama ha cambiado mucho, algo a lo que pudo haber contribuido su investigación sobre la misoginia. "Soy optimista de cara al futuro", dijo. Respecto a los momentos en los que el feminismo se vistió de radical, lo que también puede explicar ese rechazo, Caballé sentenció: "La radicalidad que pudo haber tenido se entiende porque era fruto de un hartazgo histórico".