Ramón Álvarez Suárez (San Juan de la Arena, 1959) lo admite sin rodeos: "Me han quedado muchas espinas clavadas de mi paso por la rula de Avilés y quiero sacármelas". O sea que cuando hace unos días le llamó su antiguo "jefe", Santiago Rodríguez Vega, para proponerle volver a sentarse en el puente de mando de la mayor lonja asturiana no lo pensó mucho: "Me fastidiaba por la empresa que me contrató cuando dejé la rula porque les hago una faena, pero finalmente lo han entendido".

Álvarez, un hombre visceral y apasionado de su trabajo, manifestó ayer a este diario que está "muy animado", y eso pese a que es consciente de que la rula que él ayudó a echar a andar en sus primeros años va de capa caída y de que el enfrentamiento con la cofradía de pescadores se ha agravado en el último año hasta el punto de haberse abierto una vía judicial de incierta resolución.

"Nos conocemos todos y eso es un buen punto de partida; tengo la intención de rehacer el equipo con el que trabajé, tender la mano a todo el mundo para encauzar las aguas que puedan estar revueltas, profesionalizar al máximo la gestión y desempolvar los proyectos que teníamos entre manos y que, por hache o por be, quedaron en el tintero", manifestó a modo de declaración de intenciones.

El próximo gerente del complejo pesquero avilesino reflexiona ahora sobre su marcha de hace un año y concluye que "fue precipitada". El presidente del Puerto, Santiago Rodríguez Vega, opina que "Ramón estaba muy quemado y explotó" y el interesado, sin negar esa apreciación dejó entrever que en su decisión de bajarse del barco influyó, y mucho, la disparidad de criterios sobre cómo afrontar la inspección fiscal de la que entonces era objeto la rula: el gerente quería litigar y los consejeros prefirieron allanarse, admitir la existencia de un fraude, "pagar la cuenta" y pasar página. Eso es, exactamente, lo que ahora se propone Ramón Álvarez, pasar página: "Lo pasado, pasado está; ni yo debo nada a nadie ni viceversa. Pido y ofrezco leal colaboración para llevar la rula deAvilés a donde merece estar; quien se apunte será bienvenido al barco".