La vida de la mujer arrollada por un coche el lunes en El Carbayedo pendía anoche de un hilo. Al cierre de esta edición y 24 horas después de ser víctima del atropello en la calle de Fernando Morán, C. R. M. estaba ingresada en estado muy grave en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Central de Asturias, a donde fue trasladada desde el San Agustín, donde recibió los primeros cuidados tras la intervención del equipo sanitario de la ambulancia. Sufre politraumatismo craneoencefálico grave, diversas fracturas y un posible edema pulmonar, según fuentes policiales. La víctima del atropello es una conocida hostelera con un negocio en la calle El Españolito, próximo al centro de salud de Sabugo.

A C. R. M. la tragedia le tocó a pocos pasos de su casa -reside en un edificio entre las calles Severo Ochoa y Jiménez Díaz- y ayer eran muchas las voces que lamentaban el suceso, en el que resultó implicado M. A. G. F., de 42 años, el conductor de un turismo que se dio a la fuga y fue localizado poco tiempo después en su domicilio por los agentes de la Policía Local. El piloto fue detenido y ayer por la mañana prestó declaración en la jefatura. Estaba previsto también que pasara a disposición judicial. Se le atribuyen inicialmente delitos por conducir bajo los efectos del alcohol (dados los síntomas que presentaba), por negarse a hacer la prueba y por conducir de manera temeraria, según fuentes próximas a la investigación. No se descarta que también se le pueda acusar de un delito de lesiones graves por imprudencia.

La mujer, de 56 años, se encontraba en la acera cuando un Peugeot rojo que bajaba a gran velocidad por Severo Ochoa y se dirigía hacia El Quirinal se subió al bordillo, arrancó de cuajo un semáforo y una señal vertical y se llevó por delante a la peatón, explicaron testigos presenciales. El impacto fue tan brutal que la mujer salió despedida unos seis metros. El conductor, según la misma versión, no paró en ningún momento y siguió ruta con la luna totalmente destrozada y con la defensa rota.

"Pasó todo muy rápido. En primer lugar el coche chocó contra el bordillo y luego corrigió la trayectoria, volviendo a la calzada y siguiendo por la calle. Lo primero que hice fue apartarme, para que no me llevase por delante; y luego fue cuando vi a la mujer tirada en el suelo e, inmediatamente, llamé al 112. Fue lo primero que hice", explicó uno de los testigos presenciales del suceso, el primero en atender a C. R. M. "Sangraba abundantemente por la cabeza, pero cuando llegaron los servicios de emergencias ya emitía ruidos, por lo que tengo esperanzas de que se recupere", abundó.

Pese a la celeridad con la que transcurrieron los acontecimientos, el testigo pudo ver al conductor. "Me dio tiempo a ver que era un Peugeot 207 rojo que iba conducido por un hombre con barba", aseguró el testigo, "aún con el susto en el cuerpo".