La niebla cubría el cementerio de La Carriona cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de películas tan reconocidas como "La Misión" o "Skyfall", una de las últimas de 007. La Banda de Música de Avilés se había colocado en la parte trasera de la capilla del histórico camposanto para celebrar su primer concierto en tierra sagrada y es que tanto la agrupación musical como el propio camposanto tienen trayectorias paralelas: 127 y 125 años, respectivamente, en la vida cotidiana de los avilesinos. Y aún así, nunca hasta ahora habían coincidido.

No pudo ser más espectacular el encuentro. La niebla, el frío, la noche y las melodías de Ennio Morricone o Thomas Newman casan muy bien. Los espectadores rodearon a la agrupación musical, que se protegía tras un círculo de velones que el frío fue apagando poco a poco, dejando, sin embargo, un juego escénico de primera. Música y niebla, sombras gélidas en la noche de difuntos.

Los aplausos reconocieron el trabajo de la asociación cultural que también tocó por John Williams: el tema central "E. T., el extraterrestre", la marcha imperial... El escenario se prestó a la sorpresa. Hace un par de veranos se había probado para leer poemas -en el Festival Celsius 232- y el resultado fue encomiable. La música y la noche dejó prendados a los espectadores que se dejaron encantar la media hora larga en que la agrupación musical puso el embrujo para una noche en que la brujería se convierte en la sal de la tierra: un puente festivo para conocer La Carriona, que es uno de los más hermosos camposantos del país; que ha ganado un premio "ad hoc".

Tras la música vino la segunda de las visitas guiadas. En Avilés descansan eternamente Armando Palacio Valdés, Ana de Valle, pero también un montón de prohombres cuyos panteones forman la calle principal de una ciudad de los muertos que anoche descubrieron que la paz viene apoyada sobre las notas de la música. La apuesta por La Carriona como atractivo turístico se subrayan con actividades como la de ayer por la tarde.