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Avilés baja los humos a la contaminación

La mayoría de los residentes en los focos más afectados de la ciudad restan gravedad a la polución registrada estos días: "Nada comparado con los tiempos de Ensidesa", dicen

Avilés baja los humos a la contaminación MARA VILLAMUZA

"Antiguamente, cuando trabajábamos en Ensidesa, estaba la cosa mucho peor y nadie decía nada". La declaración de prealerta por contaminación, que se mantuvo durante tres días en Avilés y Castrillón, ha generado reacciones contradictorias. Y es que mientras algunos grupos políticos, y también los colectivos ecologistas, reprochan a la Administración que ande con paños calientes y no reconozca los efectos de la contaminación sobre la comarca -y la región-, muchos vecinos ven con disgusto la declaración y la publicidad negativa que supone para Avilés. De ahí esas opiniones, muy habituales en la calle, de que hace años la situación era mucho peor. Y es que las exigencias medioambientales son cada vez más altas, lo que puede explicar que aunque la calidad del aire ha mejorado, esa mejoría aún no es suficientemente buena como para cumplir con los parámetros actuales.

Avilés conoció de golpe el significado de la palabra contaminación a mediados del siglo pasado, con la instalación de Ensidesa, que trajo riqueza y también degradación ambiental. Y los vecinos que vivieron aquellos años hacen memoria y les parece que ahora se exagera. "Antes había mucha más contaminación, hemos mejorado", asegura Julia Fernández que, sentada en un banco en Llano Ponte, esperaba la llegada del autobús escolar con sus nietas Covadonga y Olaya Pérez. Ella lleva 50 años siendo vecina de Avilés, y lo que lamenta es la situación laboral actual. "Con Ensidesa, Avilés estaba a tope de trabajo. Ahora ni hay trabajo ni nada". Y con la prealerta de contaminación, aseguró, el nombre de Avilés está por toda España vinculada a algo negativo. "Yo prefería que hubiera trabajo, aunque fuera con más humo".

La mayor parte de las personas encuestadas por este periódico para saber si habían percibido un aumento de la contaminación durante esta semana no son conscientes del empeoramiento detectado por los aparatos de las estaciones de medición. Sin embargo, dos profesionales de la limpieza, Marina Calvo y Julián Hernández, de Limpiezas EJH, sostienen que hubo evidencias de empeoramiento. "Se notaba más polvillo negro en los cristales y en los marcos de las ventanas", asegura Calvo. Y así, aunque ambos dicen que la contaminación "no es exagerada", sí que notaron los efectos de las circunstancias meteorológicas, que impidieron la dispersión de partículas.

Margot Álvarez Pérez tiende la ropa con toda tranquilidad en el exterior de su vivienda de Llaranes, en plena prealerta. Lleva en el barrio desde hace 40 años, y asegura que la situación era "mucho peor" al principio, con Ensidesa, y también hace unos años eran muy habituales las partículas negras que llegaban con el aire. "Pero ahora no. Aunque es verdad que si bajas a Avilés, sí que lo notas", sostiene.

Otros que percibieron, al menos visualmente, los efectos de la contaminación son Ana Bango y José Manuel Melón, de Llaranes. Una visita a la Estebanina les permitió ver "una boina negruzca" instalada sobre Avilés y alcanzando incluso a Gijón. Ellos, no obstante, aseguran que no se sintieron afectados por la prealerta. "Quizá los que tienen problemas respiratorios lo notan más". Bango, por cierto, es una de las vecinas más veteranas de Llaranes: tenía tres meses cuando llegó y vivió con su familia en la primera casa que se construyó.

Margarita Zapico lleva toda su vida vinculada a Llaranes, y afirma que la contaminación se nota a veces en la calle: "Estornudas, te pican los ojos... y cuando llueve lo agradeces". También Ana Bango recibe con agrado la lluvia. "Y te das cuenta de la contaminación por los coches, que están llenos de porquería", añade José Manuel Melón.

Aunque para coches afectados por la contaminación, los de San Juan de Nieva. Luis Rábago, oriundo del poblado, señala como ejemplo un vehículo de color negro con la carrocería toda picada. Pero tanto él como su amigo Álvaro Llames son de los que opinan que pese a estar en un entorno industrial, se puede vivir allí perfectamente. "Asturiana de Zinc suelta menos contaminación de la que soltaba, ahora se nota más la de Chemastur", aseguran. Tienen anécdotas de juventud, de cuando salían de noche a fumar y el cigarro les sabía a ácido. Y es que aunque están "rodeados" por las industrias, opinan que el aire ha mejorado. De hecho este núcleo de población, ubicado junto al pinar de Salinas, está recibiendo nuevos inquilinos, y hay movimiento de compraventa de casas.

Medio siglo lleva residiendo en San Juan de Nieva Carmen Candanedo, que no percibió un empeoramiento de la calidad del aire durante los días de la prealerta. "Sí que hubo una temporada mala de carbón antes del verano", afirma. Y su trabajo de limpiar el exterior de la vivienda es constante. Pero resta importancia: "Ya sabemos donde vivimos, pero en cualquier caso hemos mejorado, hubo una época hace años en la que los tejados se quedaban rojos. Luego se quitó". A veces, añade, nota un olor, un escape de gas... "Pero aunque todo el mundo protesta, yo no. Es peor en Avilés, aquí nos salvan los pinares y la playa". En definitiva, Candanedo habla de "días mejores y días peores", y alude a sus 81 años para demostrar que se puede vivir en el entorno industrial. "¿Que hay contaminación? Sí. ¿Pero vamos a cerrar las empresas?"

Estas opiniones muestran lo poliédrica que es la polémica de la contaminación. Y es que quienes llevan décadas viviendo en la comarca han visto evolucionar favorablemente la calidad ambiental. La fuerza de la costumbre o la capacidad de resignación son antagónicas de las voces que reclaman un aire más limpio y mayor exigencia a las empresas que vierten sus residuos en la atmósfera y en el agua.

A la orilla de la ría avilesina se levanta el centro cultural Niemeyer, cuyos blancos edificios están tiznados de negro. La plaza, la cúpula, el auditorio... Es la estampa en blanco y negro que no deja lugar a dudas de los retos aún pendientes que tiene Avilés.

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