"Una agresión hay que condenarla sea quien sea la persona agredida", sentenció ayer el arcipreste de Avilés, Vicente Pañeda, que se posicionó a favor de su compañero el cura de Versalles, Alfonso Abel Vázquez, quien aseguró haber sufrido una brutal paliza tras la pasada misa dominical. El sacerdote, también a cargo de las parroquias de La Carriona y La Magdalena, presentó una denuncia contra al menos dos integrantes del anterior coro parroquial, algunos de ellos miembros del Coro Magnificat, que echó a andar el viernes pasado en la iglesia vieja de Sabugo. "He pedido a mis compañeros de Arciprestazgo que no acojan ninguna iniciativa que venga del coro Magnificat apelando a la responsabilidad y de acuerdo a los hechos", precisó Pañeda, que reconoció tener "una versión parcial" de lo ocurrido. "Lo único que sé seguro es que hubo una agresión y eso es inaceptable", agregó.

Los encontronazos entre el religioso Alfonso Abel Vázquez, que llegó a Versalles hace poco menos de dos meses, y los integrantes del hasta entonces coro parroquial comenzaron días atrás, cuando el sacerdote hizo alusión a dicha agrupación desde el púlpito ofendiendo a algunos músicos, según ha podido saber este diario. Una supuesta publicación en la red social Facebook con "doble lectura" por parte del cura encendió todavía más los ánimos. Los integrantes del coro parroquial, algunos de ellos miembros de Magnificat, rehusaron ayer realizar declaraciones en contacto telefónico con este diario.

El pasado domingo los ánimos se caldearon más tras la misa de una. "Estoy convencido de que lo tenían todo orquestado", manifestó ayer la supuesta víctima de la agresión. "Nada más acabar la eucaristía me encontré a varios integrantes del coro hablando por el micrófono, provocando un ambiente violento, y diciendo mentiras sobre mí. Les pedí que se bajasen (del púlpito) y acto seguido uno me agarró por el cuello, otro por la chaqueta y me empezaron a zarandear. De pronto, me vi rodeado por un grupo de unas diez personas, ya no sabía ni de donde me venían los golpes", explicó la víctima.

Varios fieles que permanecían en la parroquia auxiliaron a Alfonso Abel Vázquez, que acto seguido contactó con la Policía Nacional y acudió al hospital para tratar sus heridas, donde le diagnosticaron una contractura cervical y hematomas por todo el cuerpo. "Gracias a Dios podré seguir atendiendo las parroquias. Las cosas no van a quedar así, iré a los tribunales. Y esta gente del coro se hacen llamar cristianos", añadió el párroco, que ayer recibió el respaldo de Vicente Pañeda.

"Todos podemos tener una desavenencia, pero no podemos someterla a la fuerza", dijo el arcipreste, que destacó que Alfonso Abel Vázquez "está con collarín, tiene traumas y psicológicamente está bastante afectado". "El motivo de la bronca parece ser que, tras hacerse cargo de la parroquia, Vázquez quiso hacer una reestructuración interna, hay que tener en cuenta que es uno de los párrocos con más volumen de personas. Este coro se inscribió como coral, no como coro parroquial. Él les dijo que ya que eran coral dejaban de ser coro parroquial. Ahí empezaron a saltar las chispas. A veces, hay decisiones que no gustan a todos, pero esto no justifica la agresividad", recalcó Pañeda.

Vázquez insiste en que la agresión "estaba preparada". Y es que, según su relato, los integrantes del Coro Juvenil de Cristo Rey (parte de ellos ahora en Magnificat) sostienen que el cura les echó de la parroquia. "Yo no echo a nadie, les dije que si querían podían seguir cantando, pero no como coro parroquial. Y decidieron no hacerlo. Es una pena que haya que padecer este tipo de violencia", concluyó.