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Los arqueólogos buscan en Molleda las pistas del pueblo de los vincianos

El castro tiene una ubicación inusual, colgado sobre la garganta del Escañorio y con el barranco como defensa en su costado oriental

Estela antropomorfa de Molleda, en el Museo Arqueológico de Asturias. PABLO PARIENTE

Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Oviedo ya está trabajando en el proyecto para excavar el castro del pico Castiello, en la parroquia de Molleda, donde habitaban los vincianos. El trabajo está en su primera etapa, la de investigación previa, pero el estudio ha abierto líneas de investigación, como el porqué de la ubicación del emplazamiento. "Está colgado sobre la garganta del Escañorio y utiliza el barranco como defensa en su costado oriental. No es la ubicación más habitual de los castros, que suelen estar dominando un entorno. Eso hay que explicarlo", explica Alejandro García, uno de los arqueólogos que trabajará en el yacimiento junto a Patricia Suárez, Jesús Ignacio Jiménez y Avelino Gutiérrez, este último, el director del proyecto.

"Estamos en una parte importante, la de investigar toda la documentación que hay sobre el yacimiento. Este yacimiento se catalogó en 1959 como castro, por José Manuel González. No está demasiado investigado, porque no hubo excavaciones en él", explica el arqueólogo. Cuando finalicen el proyecto, será la consejería de Cultura la que tendrá que darle el visto bueno.

Con todo, este inicio del trabajo ya les está aportando datos interesantes, sobre todo a través de la estela antropomorfa de Molleda, una lápida funeraria que data del siglo I-II después de Cristo. "Hemos encontrado mucha documentación sobre la lápida funeraria que se encontró cerca del castro. Fue a raíz de unas obras de una canalización de agua de los años 50 en la planta del Escañorio y luego sufrió una serie de avatares". Y los explica: "Estaba en una casería, debajo de un hórreo, hasta que la rescató el arqueólogo avilesino Manolo Mayo en los años 60, que la catalogó y la entrega al Museo Arqueológico de Oviedo".

"Hay otras dos lápidas antropomorfas encontradas en Asturias y en el caso de la Molleda lo más importante es la epigrafía. Está dedicada a los dioses 'Manes' y nos habla del difunto, que es un tal Arus o Aro, hijo de Vinicio, de la comunidad de los vincianos. También dice la edad a la que falleció, a los 65 años", explica el arqueólogo. García le da especial importancia a lo que puede ser una prueba de que en la zona existió un pueblo: "Es muy interesante, porque además de hablar del difunto, habla de una comunidad, los vincianos, que en teoría serían los habitantes de la zona, que podría ser una población astur, indígena, que fue romanizada".

Tras el visto bueno de la consejería, el primer paso será realizar los trabajos de desbroce, ya que el yacimiento está en una zona de eucaliptos y monte bajo. Así, los arqueólogos tendrán una superficie más adecuada para realizar una fotografía aérea. "Se realiza con un dron. Se toma una imagen de alta definición y además va acompañada de infrarrojos, lo que permite obtener datos del subsuelo e intuir donde puede haber estructuras: el trazado de una muralla, una cabaña...", explica García.

Después, los profesionales realizarán una microtopografía detallada, buscando, por ejemplo, puntos en los que pueda haber derrumbes de construcciones antiguas. Será un momento que también aprovechen para realizar una prospección en superficie, es decir, identificar vestigios arqueológicos como muros e intentar localizar y recuperar materiales arqueológicos: "Si aparecen cerámicas, por ejemplo, son muy útiles porque es fácil de identificar la época en que se utilizaron".

Una vez se metan en harina, el grupo de trabajo tiene un primer objetivo: "Para empezar tenemos que verificar que sea un castro, porque podría ser una fortificación de época tardoantigua, o incluso medieval. Que haya aparecido la lápida con esa cronología, habla de que pueda ser un castro", afirma el experto.

Los arqueólogos intuyen que el yacimiento pueda tener una longitud de cien metros dirección norte-sur, y de 60 o 70 metros dirección este-oeste. "Ahora mismo es difícil saber el tamaño, porque está cubierto, se trata solo de una aproximación", señala García. Además, el entorno del castro también tiene su interés. "Cerca hay una finca que se llama 'Les Muries', cuando aparece ese nombre suele hablar de que hubo un muro antiguo; otra zona se llama 'Los Veneros', que está relacionado con una explotación de mineral de hierro, que pueden ser vestigios de yacimientos", sostiene García.

Después de este trabajo, todavía quedaría la propia excavación, que depende de los hallazgos que realicen en ese primer análisis. Así, todavía quedan muchos misterios que desvelar de aquellos antiguos vincianos y la que se supone que fue su casa.

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