Si en algo están de acuerdo todos los implicados en el sector pesquero es en que la mayoría de los males que ahora padecen son consecuencia de la entrada española en la Comunidad Económica Europea. En aquellos años 80, el país se tuvo que quedar con los restos de un porcentaje del "pastel" de los totales admisibles de captura que no se correspondían con su peso real a nivel del continente. "El reparto de 1986 fue malo para España y fue hecho con alevosía", sentenció ayer Luis Antonio García, segundo comandante naval de Gijón, estudioso de la tradición marítima asturiana y experto en pesca, durante una charla organizada por el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés en San Juan de la Arena (Soto del Barco) con motivo del 25.º aniversario de la edición local del periódico. García abogó por intentar aumentar ese porcentaje aprovechando la próxima salida del Reino Unido de la Unión Europea, una posibilidad que ve complicada aunque no imposible. Y es que en la actualidad, los británicos, con el 12 por ciento del esfuerzo pesquero, tienen casi el 14 por ciento de las cuotas; España, con un 23 por ciento, el siete.

"Podemos ir a dar puñetazos encima de la mesa, pero es inútil, porque el Reino Unido no va a renunciar a si cuota y si lo hace, será a cambio de algo que no podremos pagar", contestó Alberto Vizcaíno, director general de Pesca del Principado de Asturias. El encuentro, que tuvo lugar en el edificio Puerto del Mar bajo el título "El futuro del sector pesquero: encrucijada en alta mar", también contó con la participación de Eloy Sopeña, patrón mayor de la cofradía de pescadores de La Arena; Ramón Álvarez, gerente de la sociedad "Nueva Rula de Avilés", y Dimas García, presidente de la Federación regional de Cofradías. Asistió además el alcalde de Soto del Barco, Jaime Menéndez Corrales.

Sopeña y Dimas García fueron los encargado de poner la nota más negra al futuro de la pesca. Y es que se declararon testigos de ver cómo cada año "recortan más y más" las cuotas pesqueras. "Con la angula nos aprietan por todos los lados; tenemos un futuro muy incierto", afirmó Sopeña. Su aseveración la compartió el presidente de las cofradías: "La gente ya no puede pescar; casi te sientes como si estás robando para intentar llevar un euro a tu casa. Es muy difícil ir a hablar en Madrid y Bruselas y luego explicar a los pescadores que no traes nada de nada".

Dimas García confía en que el Tribunal Supremo les dé la razón en los recursos contra el Gobierno nacional por el reparto de las cuotas de xarda y chicharro, aunque ahora se suma un nuevo problema, el de los cupos de bonito del Norte. Este año, por vez primera, se tuvo que cerrar la costera porque se había consumido todo el tonelaje permitido. La visión optimista respecto al futuro la intentaron poner el resto de ponentes, sobre todo Vizcaíno, que aprovechó para reprochar lo "desunido" que está el sector pesquero: "No todos tienen los mismos intereses y eso tiene consecuencias".

"Somos capaces de convivir con la crisis de la pesca. No estamos peor de lo que estábamos y creo que la realidad actual es un poco más optimista. En Asturias, hemos conseguido estabilizar un techo de capturas en la última década, con unos 22 millones de kilos vendidos en las rulas. La flota se va a ajustando a los recursos. Eso sí, lo que tengo claro es que la reducción de la flota no fue consecuencia de la crisis sino políticas al establecer ayudas a los desguaces. Flagelarse es gratuito", aseveró. Vizcaíno también defendió que en Asturias no se han escapado barcos -"hay una balanza equilibrada entre los que van y vienen"- y que incluso hay personas que "están dispuestas a construir barcos sin ayudas" -36 nuevos barcos desde 2005-.

Ramón Álvarez, en su primera intervención pública desde que fue nombrado de nuevo gerente de la sociedad "Nueva Rula de Avilés", aseguró que retoma esa actividad para sacarse "muchas espinas clavadas", relacionadas con proyectos y trabajos pendientes que quedaron entonces por desarrollar. "Ahora los estamos intentando desempolvar y uno de ellos es el de la mejora de la comercialización de productos pesqueros", explicó. Uno de los retos que tiene la instalación avilesina es conseguir una estructura comercial "potente y competitiva" ya que sino "sería la ruina para todos". Álvarez también aboga por rentabilizar los márgenes de beneficios desde la primera venta del pescado. "Hay que empezar a poner el foco de atención en el consumidor, que hasta ahora no se ha tenido en cuenta. Es el que determina el precio del producto", aseguró.

Luis Antonio García, por su parte, rompió una lanza a favor de la flota artesanal, para que la defiende más cuotas para poder sobrevivir. "Las ventas por pesca fresca en Asturias durante 2015 revelan que el 78,5 por ciento de la flota artesanal captura el 11 por ciento de los kilos y factura el 26 por ciento del total, con un precio medio de 6,22 euros el kilo. El 21,4 por ciento de la flota restante, de mayor tamaño, captura un 89 por ciento de los kilos y general un 74 por ciento de la facturación, con una media de 2,15 euros el kilo. A mayor tamaño de los barcos, más capturas pero menos rentabilidad económica. También podemos decir que la calidad del pescado está en la flota artesanal", aseguró. García hizo un llamamiento a abandonar "posturas pesimistas".

La angula también tuvo un papel principal en el debate pesquero organizado por el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés. Así, mientras que Sopeña lamentó que cada ejercicio menguan los meses hábiles para su captura de este especie -"ya no podremos ni comernos el turrón"-, el director general de Pesca afirmó que Asturias tiene "mucha suerte" de poder continuar con esa pesquería de "inmaduros" que rechazan en Europa. "En Galicia, ya no se pesca angula, ni en Andalucía, ni en Valencia. Nosotros conseguimos colar un plan de gestión que aprobó la Unión Europea que permite tener la pesquería abierta. Es un lujo que no pasa en todos los sitios", aseguró Vizcaíno. También las conserveras, una actividad que llegó a emplear a mil personas en La Arena, tuvo un capítulo. Eso sí, para lamentar su desaparición.