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Indemesa cierra en Avilés tras anularse un millonario pedido de vagones de tren

La empresa ubicada en la margen derecha de la ría, con más de 180 trabajadores, sucumbe por el fracaso de un importante negocio en Alemania

Las instalaciones de Indemesa en el polígono de la ría, cerradas ayer. MARA VILLAMUZA

La empresa asturiana Indemesa, que se instaló hace poco más de un año en la nave que ocupaba Ros Casares en la margen derecha de la ría, ha entrado en concurso de acreedores y cesa su actividad en Avilés, comunicaron fuentes próximas a la compañía. La firma, dedicada al diseño, ingeniería, fabricación y montaje de bienes de equipo, ultima las condiciones del expediente de extinción de empleo de la plantilla, que llegó a superar los 180 trabajadores. Las mismas fuentes relacionan la crisis de la compañía con la cancelación de contratos vinculados a la fabricación de un millar de vagones de transporte que se iban a fabricar en las instalaciones avilesinas. Como adelantó este periódico el pasado junio, Indemesa exige a una compañía alemana unos 2,7 millones de euros. La compañía entró en concurso de acreedores hace unas semanas y según las fuentes consultadas ya tiene prácticamente cerrado el acuerdo con la plantilla para firmar el expediente de extinción de empleo.

Fue precisamente el encargo de esa serie de vagones con destino a Alemania el principal motivo que llevó al grupo asturiano formado por Indemesa e Industrial Moreypi, con sedes en Gijón y Oviedo, a expandirse en Avilés. La firma se instaló en la nave de 22.000 metros cuadrados que anteriormente ocupó la firma valenciana Ros Casares con 40 trabajadores y acometió una inversión inicial de 214.000 euros.

La inauguración oficial de la instalación tuvo lugar el 20 de octubre de 2015. Entonces la firma, que eligió la nave de Ros Casares por su ubicación estratégica así como por la cercanía a centros tecnológicos y a otras empresas del sector, ya anunciaba que acabaría el año con unos 150 trabajadores y reconocía que tenía problemas para encontrar soldadores y caldereros (conforma la plantilla personal cualificado en ingeniería, producción, soldadura, calidad, prevención de riesgos y medio ambiente).

La empresa asturiana cerró 2014 con un facturación de seis millones y cuando puso en marcha la planta avilesina el ritmo de crecimiento rondaba el 20 por ciento. Se asentó en el parque empresarial avilesino con "objetivos a largo plazo", pero la crisis abierta con el contrato de los vagones la han sumido en un profundo bache que ha llevado a la empresa al concurso de acreedores, según fuentes próximas a la compañía.

La cancelación del pedido de vagones abocó a la pyme a realizar ajustes de personal ya hace meses, si bien sus gestores confiaban el pasado verano en mantener los 180 puestos de trabajo que conformaban la plantilla. Indemesa selló en 2015 con WBN (Waggonbau Niesky GmbH) dos acuerdos para la fabricación de más de mil vagones para transporte de mercancías y vehículos, un proyecto de cuatro años y con un valor que superaba los 16 millones de euros. Pero problemas con el acuerdo, llevaron a Indemesa a reclamar 2,7 millones a la firma alemana, vinculada al transporte ferroviario y filial del grupo inversor Quantum Capital Partners AG (que adquirió la fábrica de amortiguadores de Tenneco en Gijón) "por la cancelación arbitraria de dos contratos y la petición posterior de ejecución de sendos contratos bancarios". Fuentes de Indemesa aseguraron el pasado junio que "una vez presentado y aprobado de forma verbal el prototipo de los vagones, y a la espera de empezar la fabricación en serie, la empresa alemana cortó unilateralmente las conversaciones con Indemesa". La compañía asturiana también aseguraba entonces que seguiría adelante "con otros proyectos de calado nacional e internacional" cerrados en los últimos años.

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