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Concejo De Bildeo | Crónicas Del Municipio Imposible

El libro blanco de Bildeo

Una publicación ante la posible llegada de visitantes al concejo

El libro blanco de Bildeo

De nuestro corresponsal, Falcatrúas.

El Excelentísimo, Reverendísimo y Atolondradísimo Ayuntamiento de Bildeo, ha decidido obsequiar a los miles de visitantes en potencia con un Libro Blanco del municipio. Visitantes en potencia es como decir "visitantes que ojalá tal vez quizá a lo mejor un día quieran hacer turismo por aquí", dejando alguna perra en la cantina de Francisco, el Taberneiro, o en la de Adriano, alquilando una cabaña, una casa, una panera, etcétera donde dormir, unos caballos para hacer un recorrido por los montes, comprando una fogaza pan o unos chorizos a algún vecino... Todo ilusiones y venta de humo.

Cada vez que los expertos teorizan sobre lo que tienen que hacer los pueblos para atraer a la gente, nos acordamos de aquella energía potencial que se estudiaba en la escuela, la contenida en un pantano que alberga tropecientos hectómetros cúbicos de agua que "podría" mover unas turbinas, éstas "podrían" producir corriente eléctrica que a su vez "podría" dar luz a miles de hogares y mover máquinas, o "podría" regar miles de hectáreas de cultivos, etc. Como dice Javier el del Grandizo, "si tuviéramos miel y manteca y nuestros vecinos nos prestasen una olla, podríamos hacer unas migas con algo de pan que nos traiga alguien".

Como ese pantano represente la cantidad de turistas que "podrían" visitar Bildeo, apañados estamos, porque la gente no fluye hacia este pueblo por la sencilla razón de que estamos en un alto, no vale dejarse ir, hay que esforzarse para subir. Ese pantano de gente no va a mover ni a regar nada por aquí; tendrá toda la potencia que se quiera... para visitar otros lugares que salgan más en la tele, aquí no vendrán ni a tiros, ni potencialmente ni nada.

Aparte de esa energía potencial e inútil, no nos queda otra; ni la cinética, ya no estamos para películas, ni la fuerza de voluntad para tirar del carro como hicieron nuestros ancestros, esos sí que tenían aguante. Nos queda fuerza centrífuga, de esa tenemos abonda, es la que empuja a los vecinos a marchar del pueblo, la que hace que un paisano de Bildeo deje el ganado y las tierras para encargarse de la portería de un edificio de Oviedo o Gijón y aguantar que el perrito cagón y mexón de la señorita Pepis lo haga todo por las escaleras y el portal.

Según decíamos, el Ayuntamiento dio en publicar un Libro Blanco de Bildeo para regalar, como propaganda del municipio, en lugar de editar almanaques con la imagen de unos gatinos en una cesta, a ver si la gente se anima a venir; lo encargaron a un vecino emigrado a Oviedo que salió periodista y unas semanas después llegó a las Consistoriales con un montón de cajas.

-Aquí traigo los dos mil ejemplares que me encargasteis; en mi opinión, quedaron niquelados, a ver qué os parecen.

Venancio Quilicas, Ramón el Tumbao y Manolón Fardel cogieron sendos ejemplares: las tapas en verde esperanza, el color del paisaje bildeano; las letras del título, de diseño, eran como palos de madera por los que trepaba la hiedra: "Bildeo Siempre". Al dorso, el escudo del ayuntamiento.

-Sí señor, la pinta es buena.

Abrieron los ejemplares, abanicaron las hojas y vieron que todas estaban en blanco, allí no había nada escrito.

-¡Pero si está en blanco!

-Pues claro, eso fue lo que me habéis pedido.

-¡Que no, animal! Un libro blanco no es un libro "en" blanco. Ya me extrañaba a mí que aceptaras con tanta facilidad el encargo, sin exigir, sin hacer preguntas? Nosotros, sabiendo que eras periodista, dimos por hecho que te sobrarían luces para cantar las excelencias de esta tierra y encandilar al público para que vengan aquí unos miles de turistas.

-¿Quién dijo que soy periodista? Yo tengo un kiosco, vendo periódicos, no sé nada de escribir libros.

-Jodidos estamos, -se lamentó Venancio, el alcalde. ¿Qué hacemos ahora? Van metenos presos por malversación de fondos?

-No nos pongamos nerviosos, algo se podrá hacer?

Pepe Torazo vino para sumarse al grupo y en cuanto se puso al día, intervino:

-Recuerdo que D. Manuel, el maestro, tenía unas libretas pequeñas, forradas de hule, siempre llevaba una encima y tomaba notas en ella continuamente.

-Pero esto es un libro, no una libreta.

-Será todo lo libro que quieras, pero a mí me recuerda las libretas de D. Manuel, será que soy muy burro pa alcalde.

-¡Coño, igual podemos regalar este Libro En Blanco como Libreta para Notas!

-¡Buena idea, sí señor! ¡Aprobado por unanimidad!

-Votando tú sólo, melandro, seguro que es por unanimidad. ¡Cómo se nota que lo mamaste, a la menor ocasión salte la vena de dictador!

Seguiremos informando.

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