"Roberto Drago y yo somos amigos desde hace tiempo. Me había hablado muchas veces sobre 'El contrabajo', una novela pequeña de Patrick Süskind que pretendía llevarla a escena. Un día le dije: venga. Y nos pusimos a trabajar", explica David Lorente, el director de "El grito del contrabajo", un espectáculo que despide el ciclo Off Niemeyer el próximo sábado (20.30 horas). Este montaje se presentó en una suite enorme de un hotel madrileño y, desde entonces, ha ido recorriendo escenarios tan heterogéneos como numerosos.

Lorente dirige la función, pero también la escribe. "La novela es corta, pero requería algunos retoques para llevarla a escena: no es lo mismo leer que interpretar", comenta el director, que atiende a LA NUEVA ESPAÑA en un descanso de los ensayos de "El monstruo de los jardines", de Pedro Calderón de la Barca. "Es como el otro lado de 'La vida es sueño', una obra en la que trabajé junto a Blanca Portillo: era Clarín, uno de los graciosos mejores de todo el teatro", comenta el director de "El grito del contrabajo". La versión de la obra de Calderón la firma Juan Mayorga, el mismo que la de la propia "Vida es sueño".

La obra que se representa en el Niemeyer es un empeño personal de Roberto Drago. En ella participa también su hermano Ernesto. "A los músicos les va a encantar, pero no sólo a ellos", promete Lorente. En la función se escucha música en vivo -"la que marca el propio libro de Süskind"-.

La última función del ciclo de Otoño de Avilés es "El pintor de batallas", de Antonio Álamo, un drama basado en la novela de Arturo Pérez Reverte. El escritor estará presente en el estreno y un día antes de él participará en el ciclo Palabra que organiza el Niemeyer. Hace tiempo ya que están agotadas las casi mil localidades del auditorio del complejo cultural para asistir a su charla-entrevista en vivo.