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La secuela de un accidente que revela un grave malestar laboral

Los estibadores del puerto alertan de una peligrosa relajación en temas de seguridad

La mano de obra de los muelles cuestiona el estado de las grúas, pide claridad en los protocolos y critica la "gestión caótica" de las mercancías

Los estibadores del puerto alertan de una peligrosa relajación en temas de seguridad

La paciencia de los estibadores del puerto de Avilés con el progresivo deterioro de sus condiciones de trabajo ha llegado al límite. El detonante que les lleva a salir a la palestra para expresar su malestar ha sido el último accidente registrado en los muelles, el que dejó herido al hombre que operaba la grúa que el pasado lunes se partió en dos mientras era usada para descargar chapas de acero en la margen derecha de la ría. La cuestión -explican- no es tanto la problemática de las grúas, la principal herramienta de trabajo de los estibadores, sino la "relajación general en materia de seguridad, prevención de riesgos e higiene laboral", así como el supuesto caos reinante en los muelles debido a la masificación de los mismos y a una gestión portuaria que los responsables locales de la estiba cuestionan por estar "más enfocada a los resultados económicos que al diálogo con los diversos agentes del sector para corregir deficiencias y actualizar los protocolos de funcionamiento interno, además de hacerlos cumplir".

El colectivo avilesino de estibadores, que en la actualidad forman 52 trabajadores, llevaba unos años contenido en sus reivindicaciones pero lo "insostenible" de su situación laboral les hace dar un paso al frente. El envejecimiento del parque de grúas, la frecuencia de las averías que registra todo tipo de maquinaria, el cada vez más frecuente uso de los sistemas de elevación que portan los barcos -como el que se rompió el lunes- en detrimento de las grúas de tierra (una forma de abaratar las operaciones), el almacenamiento indiscriminado de mercancías "limpias" al lado de otras "sucias", la alta carga de contaminación ambiental que soportan en sus puestos de trabajo y la utilización creciente de los muelles como almacenes para todo tipo de productos (en especial piezas eólicas) son algunos de los asuntos que preocupan a los estibadores avilesinos y que piden someter a debate.

Hasta la fecha, la mano de obra de los muelles había expresado sus quejas de forma verbal en todas las reuniones con responsables del Puerto donde tuvieron ocasión; del mismo modo, trasladaron la creciente inquietud laboral a su propia empresa (la Sociedad Anónima de Gestión de Estibadores Portuarios del Puerto de Avilés); y el pasado verano, elaboraron un amplio informe en el que plasmaron su punto de vista sobre las irregularidades y "prácticas preocupantes" que detectan dentro del puerto. Nada de eso ha servido para lograr el objetivo que persiguen: la convocatoria de una mesa de trabajo en la que se puedan exponer, analizar y solucionar los problemas que condicionan su trabajo diario y que, en algunos casos, comprometen su seguridad. Ahora, con más argumentos que nunca después del último accidente -afortunadamente saldado sin daños personales irreparables- vuelven a reiterar la necesidad de abrir ese proceso.

Si de seguridad se trata, explican los estibadores, el reciente accidente ocurrido en el muelle de Valliniello revela algunas de las carencias que denuncian desde hace meses: "Cuando la grúa se partió y cayó, nadie sabía realmente qué había que hacer. Vinieron los bomberos e intervinieron para sacar al compañero de la jaula de la máquina (había quedado suspendido a seis metros de altura, pero ni siquiera se acordonó la zona... Es más, días después, el lugar donde permanece la grúa rota y tumbada de costado seguía sin protección de ningún tipo con todo tipo de vehículos pasando por allí a diario. Esto no es normal", critican los miembros del comité de empresa de la estiba avilesina.

Los estibadores derivan las responsabilidades por el "abandono y desidia" en materia de prevención y seguridad laboral a todos los estamentos implicados en la actividad de los muelles, desde la Autoridad Portuaria de Avilés, "como primera interesada que debiera ser en el funcionamiento seguro de las instalaciones", a las empresas consignatarias y a la Capitanía Marítima. "Entendemos que debe existir una serie de protocolos -aunque realmente ignoramos incluso si es así- referidos a las normas sobre carga y descarga de barcos, los pasos a seguir en caso de accidente o emergencia, los procedimientos de evacuación, la convivencia de unas mercancías al lado de otras... Ha llegado la hora de poner orden en todo esto y la mejor forma de hacerlo es hablando con todos los implicados, incluido el colectivo de estiba", plantea el comité.

Los trabajadores de los muelles avilesinos aspiran a saber a qué atenerse cuando van a trabajar, pero también a hacerlo sin las actuales incomodidades que se derivan de la compleja convivencia en pocos metros cuadrados de muelle de mercancías bien diferentes: pilas de mineral, piezas de ingeniería, productos químicos y metales en diferentes formatos, desde lingotes a bobinas. Así lo ven los estibadores: "El apogeo que vive el puerto nos satisface a todos, pero ¡cuidado a ver si vamos a morir de éxito! La gestión logística de los diferentes espacios portuarios es un caos, al punto de que ya no hay una divisoria clara de lo que es primera y segunda línea de muelles, y eso redunda en molestias para la realización de ciertas operaciones e incluso en el incremento de la peligrosidad, por no hablar de la merma de calidad que supone la mezcla de mercancías sucias y limpias (en alusión a las que generan polvo y las que no deben entrar en contacto con esa sustancia)".

Las quejas se extienden al estado de los pavimentos de algunos muelles -muy castigados por el trajín de maquinaria-, a la reiteración de averías en las grúas, a la obsolescencia de la maquinaria y a la contaminación del aire por nubes de polvo, que si bien es entendida por los estibadores "como una circunstancia inevitable del lugar donde trabajamos", creen mejorable si se llevara a cabo, como plantean, un plan de racionalización de uso de los muelles en función de las mercancías que deben depositarse en ellos.

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