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ANA FERNÁNDEZ IGLESIAS | RESPONSABLE DEL ÁREA DE MINERÍA SOSTENIBLE DEL CENTRO DE I+D DE ARCELOR-MITTAL

Cerebro verde para las minas de Mittal

La ingeniera avilesina ingresó en el centro de I+D de la siderúrgica en 2008, tras rematar su carrera en Alemania, donde se especializó en investigación

Ana Fernández Iglesias, en la "Grapa". MARA VILLAMUZA

La avilesina Ana Fernández Iglesias, ingeniera Química por la Universidad de Oviedo, es uno de los cerebros del centro de investigación y desarrollo de Arcelor-Mittal en Asturias. A sus 33 años atesora ya una dilatada carrera como investigadora y es la responsable del área de Minería Sostenible. La principal función de este departamento es ayudar a las minas del grupo Arcelor-Mittal a mejorar la gestión de sus "tailings", que es una mezcla de agua y material inerte procedente de la explotación del mineral. "Las minas generan grandes volúmenes de estos lodos que se almacenan en balsas. Desde el Centro de I+D, realizamos todas las investigaciones necesarias para apoyar a las minas sobre las tecnologías que pueden utilizar para minimizar el impacto medioambiental de este subproducto, mejorando su productividad y su seguridad. En muy pocos años hemos logrado que nos identifiquen como un apoyo fundamental en este ámbito", explica.

Fernández Iglesias reconoce que desde niña es "un ratón de biblioteca", una gran estudiante que formó parte de la última generación del San Fernando en pasar por la Selectividad. Entonces le gustaban tanto las Ciencias como las Letras y dudaba entre la Ingeniería Química y Periodismo. Eligió la que era su primera opción. "Quería hacer algo relacionado con el medio ambiente y me encantaba la química. En España era una carrera joven, pero en Estados Unidos se consideraba ya por entonces la ingeniería más importante. Y la tenía cerca de casa", argumenta. El último año y medio de carrera lo pasó en la Otto-von-Guericke Universität de Magdeburgo, en Alemania. En el país germano consiguió dos becas para hacer prácticas en su tiempo libre en el Instituto Max Planck, uno de los referentes europeos en investigación. "Fue mi primer contacto con la I+D de alto nivel. Finalmente me dieron otra beca en la universidad para hacer mi proyecto fin de carrera y acabé Ingeniería Química en Alemania", prosigue.

Su primer contrato fue con Volkswagen, para el lanzamiento del Polo en el complejo de Navarra. Pero a los pocos meses supo de la puesta en marcha del Centro de I+D asturiano y envió su currículum. "En ese momento no tenía ningún interés en volver a Asturias y menos a Avilés, la verdad... La crisis todavía no era algo patente y, en ese momento, acceder al mercado laboral era más sencillo. Pero me gustaba lo que había hecho en I+D y el puesto era para investigación en Medio Ambiente, así que decidí probar", explica.

Según esta avilesina, "hoy en día los ingenieros químicos tienen un reconocimiento mayor que el que había en ese momento". "Es una formación multidisciplinar y muy completa que capacita para puestos muy diversos. En concreto en la Universidad de Oviedo, se fomenta mucho el contacto con la industria. Llevo tres años dando clases en varias asignaturas del Máster de Ingeniería Química e intento siempre que los alumnos vean que pueden trabajar en temas muy variados. En el Centro de I+D de Arcelor-Mittal I+D hay ingenieros químicos trabajando en prácticamente todas las áreas de investigación que tenemos, y esto sorprende a los alumnos", sostiene.

Este centro, asentado en Avilés, se puso en marcha en 2008. Ana Fernández se incorporó ese mismo verano, con el lanzamiento de la línea de investigación en medio ambiente. "A pesar de las difíciles situaciones vividas a nivel global, europeo y nacional desde entonces, el centro no ha hecho más que crecer año a año gracias el valor que genera para Arcelor-Mittal. En 2008, éramos 25 personas y en 2017 superaremos las 200. Cuando llegué no existía ningún equipo de I+D para poder hacer desarrollos y ahora hay más de 20 laboratorios equipados, siendo muchos de ellos referencia a nivel mundial dentro del grupo y fuera. Ha sido estupendo poder participar y contribuir a esa expansión con mi trabajo", relata.

Durante esos primeros años participó en la creación y consolidación de la línea de I+D en Agua y en 2012 en el lanzamiento de la línea de Minería Sostenible (Arcelor no sólo engloba plantas de acero, también minas desde que se fusionó con Mittal). En ese momento no se estaba haciendo nada en Asturias para las minas del grupo, así que empezó a investigar en qué áreas medioambientales se podía colabordesde Avilés. "Poco a poco fuimos creando la red de contactos, las competencias, el laboratorio... Al principio estaba yo sola y ahora ya somos cuatro personas: dos ingenieros químicos, uno de minas y otro de caminos. Hoy ya se nos reconoce a nivel mundial dentro del grupo y trabajamos en países tan distintos como México, Kazajistán, Ucrania...", aclara.

Esta avilesina viaja por medio mundo (la mina de Arcelor-Mittal más cercana a Asturias está en Bosnia) y sostiene que trabajar en I+D es "una vocación personal" porque "es mucho más exigente de lo que a veces parece". "El hecho de que Avilés ya empiece a estar en los mapas internacionales de ecosistemas innovadores es reconfortante", asegura. Entre sus retos profesionales está crecer para poder dar apoyo a los países con los que todavía no ha trabajado y en lo personal finalizar la tesis doctoral en la Escuela de Minas de la Universidad de Oviedo. El tiempo no le sobra a este cerebro avilesino.

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