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HOVIK KEUCHKERIAN | Debutó como actor dramático en Avilés, hace el papel de malo en "Assassin's Creed", uno de los filmes de esta Navidad

"Mi debut en Avilés fue muy duro, tanto como la sensación que tenía cuando salía a boxear"

"El malo de 'Assassin's Creed' es un hijo de puta desalmado que se dedica a matar gente con el aplauso divino"

Caracterizado para la película "Assassin's Creed".

El actor Hovik Keuchkerian (Beirut, Líbano, 1972) tiene cara de matar gente, pero sólo eso. Porque, en su caso, la cara no es el espejo del alma. Partió algunas caras en su época de campeón de España de boxeo, pero cambió los guantes por los escenarios y, ahora, deslumbra a propios, a extraños y a expertos. Ha escrito dos o tres libros (según se mire) y no deja de escribir. En noviembre de 2014 se estrenó en el teatro Palacio Valdés como actor dramático, Fue con "Un obús en el corazón", un espectáculo que se repone en Madrid, en los teatros del Canal, el próximo día 9 de enero. Pero eso no es todo: tiene pendiente el estreno de la serie de la BBC "The night manager", con Hugh Laurie, y el del largometraje "Assassin's Creed", la superproducción de esta Navidad, con el permiso de la nueva entrega de "Stars War". Keuchkerian, aquí, vuelve a matar gente: es el malo.

-En nada vuelve a dar vida a Wahab, el protagonista de "Un obús en el corazón"

-Sí, durante tres semanas -entre el 9 y 29 de enero- estaré cada noche en la sala negra de los teatros del Canal.

-Ha tardado en volver a cogerlo.

-Es cierto. Lo hicimos en Avilés y luego en el teatro Alfil, en Madrid: catorce viernes. Santiago Sánchez [el director] y yo concluimos muy pronto que "Un obús en el corazón" era un espectáculo que traía mucha mochila, es decir, que tenía todavía mucho por crecer, pero llegaron los rodajes de "The night manager" y luego "Assassin's Creed", así que tuve que hacer un parón.

-¿Y cómo se ve de nuevo en la piel de Wahab?

-Estamos preparando la reentrada y estoy convencido de que volverá a crecer. Ya le digo, preveo estar con "Un obús en el corazón" todavía mucho tiempo, hasta que llegue al 100 por ciento. Recuerde que empecé como actor dramático en Avilés, hace dos años.

-Han pasado muchas cosas desde entonces.

-Muchas, tiene razón. Pero queremos seguir sacando todo lo que esconde este "obús". Ni siquiera ha habido presentación a la prensa y todos quieren saber qué va a pasar con el espectáculo.

-Ahora sólo le queda transmutarse en Wajdi Mouawad (Wahab en la ficción).

-Pues no se lo creerá, pero nos conocimos.

-¿Ah, sí?

-Fue por mediación de Santiago Sánchez. Hablamos un rato. Le dije que yo era Wahab, que a mí me había pasado lo que a él: que tuve que huir de la Guerra del Líbano para salvar la vida, que me establecí en el extranjero, que echaba de menos el mar... Nos vimos en el Alfil. Fue maravilloso.

-¿Y cómo recuerda su experiencia en Avilés?

-Fue muy duro. Viví una sensación que sólo sentía cuando subía a boxear. Me decía: "No puedes ser tú, no puedes ser tú". Y es que hacer "Un obús en el corazón" no tenía nada que ver con hacer "El Croqueta", el monólogo que hago todos los fines de semana en mi bar de siempre.

-Y ahora es el malo de "Assassin's Creed".

-Es divertido montar un caballo negro, tener a quinientos templarios detrás y a tu lado a Javier Gutiérrez, que es Torquemada.

-¿Y cómo llegó a esta película?

-Fue la directora de casting de "The night manager" la que me recomendó a la de "Assassin's Creed". Le dijo que tenía al malo. Pasé las pruebas y ahí estoy: un hijo de puta desalmado que se dedica a matar gente, pero lo hace con el aplauso divino.

-No le veo yo en una comedia romántica.

-Se confunde: si me dan una historia y dinero, estaré en una comedia romántica. Porque sí, empecé como cómico, pero con este cuerpo que tengo y esta barba...

-¿Qué va a hacer la próxima primavera?

-No lo sé. De momento, tengo por delante las tres semanas de "Un obús en el corazón". Luego esperaré. Tengo otras películas que hacer con la Fox. Y, entre medias, volveré con el monólogo del Croqueta. Estoy muy tranquilo: no me planteo qué va a pasar la próxima primavera.

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