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La Agropecuaria de Avilés cerrará por carencias económicas y urbanísticas

El Ayuntamiento obliga a la histórica cooperativa, con un millar de socios, a ceder el control de sus fincas afectadas por el Plan de Ordenación

La casa y la nave de la Cooperativa Agropecuaria de Avilés, en La Cruz de Illas. MARA VILLAMUZA

La histórica Cooperativa Agropecuaria de Avilés -que se fundó en 1942 y que, actualmente, cuenta con un millar de socios propietarios- vive sus horas más bajas. Para evitar su desaparición inminente debe hacer frente a un preconcurso de acreedores sobre el que se cierne la amenaza de que termine transformándose en concurso. Y es que la situación económica de la empresa está entre interrogantes desde el estallido de la crisis: ha tenido que vender recientemente el local que poseía en Las Meanas para hacer frente a una póliza de crédito y, en paralelo, ha abandonado su actividad de fabricación de harinas y piensos para quedarse únicamente como empresa distribuidora. Estas dos decisiones explican, en cierto modo, la caída singular de su cifra de negocio, que la empuja a un cierre seguro.

Sin embargo, la puntilla se la ha dado el Ayuntamiento de Avilés. Según ha podido saber este periódico, el concejal de Promoción Económica, Manuel Campa, ha ordenado a la Cooperativa que haga constar en el Registro de la Propiedad "de forma expresa" el carácter de "provisionalidad de los usos" de su finca, en La Cruz de Illas y, además, "la asunción de las obligaciones de cese y demolición cuando lo ordene el Consistorio, sin derecho a indemnización alguna". O sea, que la Cooperativa puede desarrollar su actividad hasta nueva orden, pero no puede vender dado que, según fuentes consultadas, una finca tocada por una orden municipal de este tipo hace perder todo el valor a la propiedad.

La sede social de la Cooperativa Agropecuaria de Avilés es un finca de 5.000 metros cuadrados con nave, casa y silos localizada en La Cruz de Illas. La empresa la adquirió en 1968, aunque parte de ella estaba construida ya diez años antes (entonces era una granja de cerdos). En el terreno fabricó piensos y harinas. De allí salían los camiones que distribuían su producción en el domicilio de todos los socios. La empresa renunció a la fabricación y solicitó al Ayuntamiento de Avilés una licencia provisional de cambio de actividad: de productiva a comercial. Esta petición, de 2014, fue la que descubrió la existencia oficial de la Cooperativa Agropecuaria Avilesina para el Ayuntamiento.

O sea, la empresa agropecuaria se enfrenta a una serie de problemas de primera envergadura: los económicos, en primer lugar y después, la afectación por el PGOU. Como consecuencia de este último, la empresa tiene obligaciones urbanísticas que, de hacer frente, firmarían su sentencia de muerte.

El único modo en que una cooperativa de este tipo puede crecer es siendo absorbida. Esta absorción se dificulta si la primera cooperativa se hace con el terreno de la segunda siendo su actividad "provisional", es decir, momentánea. Todo esto sólo tiene una solución: el cierre de la histórica empresa.

Actualmente, cuenta con dos empleados -hasta hace poco contaba con cinco: uno se jubiló y se despidieron a otros dos-. La sociedad nació a la sombra de las antiguas cámaras agrarias -cuyas competencias fueron transferidas al Principado- para fomentar el crecimiento de la agricultura y la ganadería.

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