La "sorpresa" inicial de la Dirección General de Pesca al tener conocimiento de que existe malestar en las cofradías asturianas -como ayer informó este diario- por el funcionamiento del actual modelo de gestión de los planes de explotación del percebe en Asturias ha dado paso a una postura de cautela que deriva del hecho de que la Administración no ve "claro"el motivo por el que las cofradías piden un mayor protagonismo en la gestión del recurso y desconfía de que les mueva el deseo de monopolizar a pequeña escala en cada puerto el control sobre el censo de mariscadores; esto es, el poder de decidir quién obtiene la licencia para ir a percebes y quién no.
A juicio de la Dirección General de Pesca, la petición de las cofradías -plasmada en una carta que ha enviado el presidente de la federación que las agrupa, Dimas García, a la Consejera de Recursos Autóctonos y Medio Rural, María Jesús Álvarez- es "contradictoria" con el trabajo realizado en estos últimos veinte años, "siempre desde el consenso con el sector y pensando en lograr el mayor beneficio de la pesquería del percebe".
Ese trabajo, explicaron fuentes del Principado, "se concreta en los actuales planes de explotación y en la fijación de sendos porcentajes (75 y 25 por ciento) que son los que dan forma a los censos de mariscadores autorizados a trabajar en cada zona de explotación: el 75 por ciento de profesionales adscritos a la cofradía titular del plan de explotación y el resto, profesionales foráneos. Así lo decidieron las propias cofradías conscientes de que era un reparto justo. Si lo que ahora se quiere es restringir el acceso de los foráneos, de acuerdo, hablaremos de ello, pero cada cual tendrá que atenerse a las consecuencias". En medios de la Administración autonómica temen que la ambición de ciertas cofradías en "monopolizar" para sí la gestión de la actividad dé lugar a agravios y rompa un equilibrio entre profesionales que ha dado buenos resultados durante años.
