Los aficionados avilesinos a los coches caros y deportivos aún tienen en su retina la estampa de un Porsche Carrera pintado de color rosa que no pasaba desapercibido, al margen del color chillón que lucía su carrocería; el entonces dueño del vehículo, B. G. R., fallecido en extrañas circunstancias tras salir de la cárcel, era un hombre de excesos al que la Policía seguía el rastro de cerca dadas las sospechas de que traficaba con droga y estaba metido en otros negocios igualmente turbios. Aquel Porsche pintado de rosa que despertaba por igual admiración y envidia es el que ahora pretende subastar el Ayuntamiento de Avilés, en cuyo depósito municipal de vehículos se halla acumulando polvo y sin rodar desde 2003.

Pero ha surgido un problema, otro más en la azarosa vida de un coche que parece ser un imán para los escándalos. Un naviego reclama la propiedad del superdeportivo y aporta una prueba de que es el legítimo dueño que parece sólida: un certificado de la Jefatura Superior de Tráfico de Asturias que da cuenta de que el Porsche con matrícula MU-1481-Y estuvo puesto a su nombre entre el 17 de enero de 1997 -la fecha en la que asegura haberlo comprado a B. G. R.- y el 16 de septiembre del año pasado. "Ese día de septiembre, hace menos de cuatro meses, Tráfico transfirió la propiedad del coche al Ayuntamiento de Avilés, pero lo hizo sin mi consentimiento, sin mi firma y sin comunicármelo; o sea, que me siento como si me hubieran robado", declaró a este diario el hombre que reclama el Porsche como suyo.

Advertido por este diario de la reclamación, el Ayuntamiento de Avilés aporta una prueba de propiedad que es una copia del permiso de circulación del vehículo fechada el 26 de septiembre de 2016; esto es, diez días después de la fecha en la que el presunto propietario asegura que se hizo la transferencia de propiedad sin su autorización. El hombre, por lo pronto, ha puesto el asunto en manos de un abogado para que detenga la pretendida subasta del coche y tramite la entrega a quien dice ser su dueño.

"El coche lo compré en 1997 y circulé con él unos seis años, hasta que en 2003 lo llevé a un taller de la avenida de Lugo para cambiarle los amortiguadores del portón trasero. El dueño del taller me llamó a los pocos días y me dijo que unos policías habían ido a precintar el vehículo; meses después la grúa se lo llevó para el depósito y hasta hoy. Todos los intentos habidos para recuperar el Porsche han sido inútiles", asegura el hombre que reclama el vehículo. Según la versión municipal el Porsche se le incautó a su propietario original en el transcurso de una operación contra el tráfico de drogas. "Yo de eso no sé nada, jamás estuve metido en esos asuntos", replica el naviego, harto de la polémica que rodea al Porsche rosa, ahora repintado de nuevo de rojo.