"Algo se muere en el alma cuando un amigo se va". Esto es lo que nos ha pasado en Piedras Blancas con la muerte de nuestro querido párroco D. Juan. Los que hemos tenido el placer de conocerle un poco más, como es mi caso, compartiendo con él momentos de reflexión y también momentos de ocio, pronto supe de la bondad y del amor que profesaba a todos sus feligreses, sin importarle clase social, ni ideología alguna. La Iglesia a la que fielmente servía a través de su gran fe era su gran pasión, al igual que su familia y muy especial el cariño que sentía por su tío D. Rodrigo, también sacerdote, y que fue un referente en su vida sacerdotal. Nos hemos quedado sin esa persona que sabía escuchar y que transmitía confianza, cualidades tan escasas en el mundo actual.

Nos has dejado, pero estoy seguro que, como decía Ignacio de Loyola a Francisco Javier cuando iba a misionar a las Indias, "Francisco, llévame en tu corazón que en mi corazón te llevo". Yo sé, querido Juan, que tú nos llevas en el tuyo, pero puedes estar seguro que los que te conocimos te llevamos en el nuestro y no te olvidaremos.