"Nuestra voz siempre ha estado desautorizada a lo largo de la Historia. Se habla de cuentiquinos de mujer, de cotilleos, de murmullos de vieja... sin potencia política, económica o de generar cambios fuertes". Este es el diagnóstico que ayer ofreció la filóloga y concejala langreana de Somos Rosario Hernández, durante la primera sesión del taller "Madreñes Feministes", con el que Podemos quiere dar a las mujeres herramientas y estrategias para romper las barreras que las alejan de la comunicación. Y ante este diagnóstico, reacción contundente: "Hemos estado desterradas, y ahora vamos a tener que emitir un montón de actos de habla con consecuencias potentes". Con "actos de habla" se refirió Hernández a las emisiones lingüísticas que generan cambios en la realidad, como una sentencia judicial o una declaración de matrimonio. "A lo largo de la historia han sido los hombres los que han podido emitir actos de habla", indicó. Ahora, en cambio, las cosas han cambiado, pero las mujeres no siempre se sienten cómodas en el papel, de ahí las estrategias y reflexión que Podemos quiere ofrecer.

"Cuando hablamos de ser persona estamos hablando de tener voz en el espacio público. Y eso es algo en lo que las mujeres llevamos cinco minutos en términos históricos", planteó Rosario Hernández. Y añadió: "Por eso aunque nos apetezca silencio, tengo casi una obligación histórica por mi y mis compañeras que estuvieron silenciadas". De ahí que la ponente considerara que, en tiempos en los que el ruido de opiniones arrecia, si es necesario el silencio no sea el de las mujeres, sino el de los hombres.

Medio centenar de mujeres -concejalas, diputadas, simpatizantes o simplemente interesadas en el taller- asistieron a la primera sesión de "Madreñes Feministas", que continuará hoy en Oviedo, en El Manglar (Martínez Vigil) a las once con el taller "Machismos, masculinidad y militancia". Las asistentes confesaron sus dificultades a la hora de realizar una comunicación eficiente, dificultades de lo más variado: desde el nerviosismo al temor a los medios de comunicación, pasando por los problemas para improvisar y la sensación de que los hombres ignoran sus argumentos. Sobre este sentimiento de infravaloración por parte de los compañeros, o de los contrincantes en la arena política, Rosario Hernández observó: "Es normal sentirlo, son mil años de patriarcado. A lo mejor no conseguimos cambiarlo ahora, pero dentro de 50 años quizá nuestras hijas y nietas tengan otra competencia comunicativa. Los hombres tienen la apariencia de saberlo y decirlo todo mejor que tú". No obstante, observó: "Hay mucho gallo de la quintana que no aporta nada pero es redundante, repite, repite, repite".

Junto a Sonia Carbajal, que animó a las participantes a dar un nuevo enfoque a la comunicación y encontrar fórmulas propias, Rosario Hernández reflexionó sobre las exigencias de la sociedad actual en materia de comunicación. "Todas estamos aquí por necesidades la mayoría políticas. Pero en el contexto económico en el que nos movemos las necesidades comunicativas son constantes. Estamos en la fase del sector servicios, para lidiar vacas no necesitas saber hablar en público ni tener oratoria, pero ahora son necesarios unos mínimos comunicativos y de presencia".

La ponente también lamentó la devaluación de la palabra o, como dijo en alusión al sociólogo Zygmunt Bauman, "estamos en tiempos de palabra líquida". Y explicó: "En tiempos de la cultura celta el tejo era el árbol de referencia y la palabra dada bajo el tejo iba a misa. Hoy para que algo se cumpla tiene que ir por resolución, por juzgado? lleva un montón de burocracia y de firmas. La palabra ya está muy devaluada". Y añadió: "Estamos en un momento de mucha verborrea, de argumentación para todo. La capacidad de escribir de la actualidad es mayor que nunca. Y con toda esa vorágine el reto es cómo conseguir tener actos de habla eficaces en todo ese barullo".