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La implosión del PP avilesino

El "caso de la cuenta" destroza al principal grupo de la oposición y obstaculiza los grandes acuerdos para la gobernabilidad del concejo - La intervención financiera del partido en la ciudad por la dirección regional, en dos fases, culmina meses de enconadas pugnas internas

Carmen Rodríguez Maniega sostiene el bollo de Pascua junto a Mercedes Fernández, con Carlos Rodríguez de la Torre, a la izquierda, durante la Comida en la Calle de 2015. MARA VILLAMUZA

El grupo municipal del PP ha saltado esta semana por los aires después de muchos meses de fractura poco disimulada tras desvelar LA NUEVA ESPAÑA que su portavoz, Carlos Rodríguez de la Torre, retiró a finales de diciembre los 7.000 euros de la cuenta bancaria donde los concejales reciben las subvenciones del Ayuntamiento para ingresarlos en otra de la dirección regional de la formación, siguiendo órdenes de la Gerencia. La operación dispone del respaldo de tres de los seis ediles y ha encontrado el frontal rechazo de otros tres, afines a la presidenta local, Carmen Rodríguez Maniega, y que han pedido abiertamente la dimisión de De la Torre. Este capítulo no es solo un paso más en la enconada pugna que mantienen desde hace mucho tiempo la junta avilesina y la ejecutiva autonómica de Mercedes Fernández, sino que afecta de lleno a la gobernabilidad de la ciudad porque ha hecho añicos al principal partido de la oposición, el único hasta ahora que se había prestado a pactos de envergadura con el equipo socialista de Mariví Monteserín.

La retirada de los fondos de la cuenta del grupo municipal, que De la Torre ejecutó en una sucursal de Salinas junto a la también edil Ana Bretón, es el segundo y último capítulo de la intervención financiera del PP de Avilés por parte de la dirección autonómica, debido a la enorme desconfianza que Rodríguez Maniega y sus colaboradores despiertan en Mercedes Fernández. El primero tuvo lugar en octubre, cuando el vicesecretario de Organización, Luis Venta Cueli, transfirió los fondos de la junta local (a donde iban a parar el diez por ciento del sueldo de los concejales y las cuotas de los afiliados) a la regional. Según explicó, entre otras razones lo hizo porque los populares avilesinos habían abierto, en 2011, un plazo fijo en paralelo a la cuenta oficial, algo "completamente irregular de acuerdo a las directrices que fija la Gerencia nacional" de la formación.

Aquella actuación, que también adelantó este diario, desató la primera gran batalla en medio de las constantes escaramuzas que venían protagonizando las direcciones regional y local. Entonces, como ahora, hubo quien se dedicó a buscar filtradores en uno y otro bando, dando palos de ciego y contribuyendo solo a enrarecer más un ambiente asfixiante. Lo cierto, y lo que interesa a los avilesinos, es que la junta local del PP ha perdido de facto cualquier autonomía financiera y que los ingresos que puede tener de ahora en adelante son ínfimos, teniendo en cuenta que no llega a un centenar de afiliados al corriente de pago, según datos de finales de 2016 (una cifra que, sin duda, crecerá durante los próximos meses, como siempre ocurre en período precongresual).

Pero esta operación en dos fases, ejecutada ya en plena guerra sin cuartel, hay que entenderla como la culminación a muchos meses de tensión, previa incluso al nombramiento de Rodríguez Maniega como presidenta del PP local. Fue el 3 de noviembre de 2015, apenas dos días después de que su antecesor, Joaquín Aréstegui, dejara el cargo tras más de dos décadas por problemas judiciales. Aquel movimiento nunca contó con el apoyo explícito de Mercedes Fernández y conviene ahora recordarlo para entender lo que está sucediendo.

La presidenta autonómica del PP exigió la mañana del domingo, 1 de noviembre de 2015, a Aréstegui que se hiciera a un lado en una conversación telefónica. El entonces líder local se reunió por la tarde en la sede con un estrecho equipo de fieles, entre los que estaban la propia Rodríguez Maniega, la tesorera, Marta Fernández del Viso, y el edil Constantino Álvarez. Y emitió un comunicado explicando los motivos de su marcha. Al día siguiente, convocó de urgencia una junta para el día 3, martes, de "acuerdo a los estatutos". En esa sesión, Rodríguez Maniega fue elegida su sucesora.

Durante esas 48 horas, Mercedes Fernández permaneció en silencio, a pesar de que este diario anunció lo que iba a pasar y de que Rodríguez de la Torre, su hombre en Avilés y al que alzó a candidato a la Alcaldía, estaba en contra de este procedimiento y era partidario de una gestora. Rodríguez Maniega llega con el apoyo masivo de la junta local, de su antecesor, ya muy distanciado de la dirección regional, y descabalgada de la lista al Congreso de los Diputados para las elecciones generales. El más ciego del lugar habría podido advertir que las relaciones no iban a ser fluidas.

Y en absoluto lo han sido. De la total falta de sintonía pronto se pasó al choque de trenes, con el salón de plenos como escenario de la ruptura. La mitad de los ediles (Carlos Rodríguez de la Torre, Ana Bretón y Reyes Fernández Hurlé) se mostraron desde un principio fieles a la dirección regional, mientras que la otra mitad (Alfonso Araujo, Constantino Álvarez y Francisco Zarracina) mantuvieron su lealtad a la local. El grupo municipal navega desde hace meses sin rumbo debido a esta fractura, con episodios propios de una obra de Valle Inclán, eso sin contar que es frecuente que algunos concejales no sepan de qué hablan otros o se contradicen entre ellos. Aún así, han sido capaces de ponerse de acuerdo para respaldar diferentes medidas importantes para la ciudad. Pero como equipo carecen de iniciativa política. El PP en el Ayuntamiento funciona, con frecuencia, como dos partidos distintos, a pesar de que ha conseguido mantener la unidad de voto.

Ejemplo de esta división fueron los días previos al pleno extraordinario que resolvió crear una comisión de investigación sobre la adjudicación del servicio del agua. Mercedes Fernández ordenó a sus concejales que se inclinaran a favor de este órgano después de que Rodríguez Maniega emitiera un comunicado informando de que se votaría "lo mismo" que en el pleno ordinario que había tratado el asunto meses atrás. Finalmente, los seis ediles optaron por el "sí". Otro caso similar ocurrió con las ordenanzas municipales. De la Torre se mostró contrario a su aprobación, pero la junta local resolvió de forma favorable y el portavoz tuvo que acatar la postura mayoritaria.

Aunque el momento más paradigmático de la fractura llegó durante el pleno sobre los presupuestos municipales del pasado 29 de diciembre. Rodríguez Maniega y la junta optaron por la abstención, mientras que De la Torre, con el beneplácito de Mercedes Fernández, por el "no". Las cuentas no salieron adelante en la sesión ordinaria, pero inmediatamente se convocó otra extraordinaria para ligar su aprobación a una cuestión de confianza a la Alcaldesa. Un error de los ediles del PP permitió que salieran adelante. Calificar aquello de surrealista sería un eufemismo. Solo un día después, la presidenta local anunció una alternativa de cara al congreso que elegirá al líder de la formación en Asturias esta primavera.

Y en este contexto deben entenderse también los movimientos de los próximos meses. Porque no parece que esta profunda crisis tenga solución antes al menos del cónclave popular. Así que Avilés seguirá un tiempo con el principal partido de la oposición hecho jirones.

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