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El maestro del Fondo industrial

José Ramón García, a punto de cumplir 95 años, fue el primer profesor que impartió clase en un barracón al calor de Ensidesa

El maestro del Fondo industrial

José Ramón García siempre será "el maestro del Fondo". Aunque su DNI dice que nació en Miranda en febrero de 1922, hace 95 años menos un mes. Llegó a Valliniello en 1958 para hacerse cargo de un barracón que entonces llamaban escuela en un barrio de aluvión que crecía a la sombra de las chimeneas de Ensidesa y de los talleres auxiliares.

A García le pilló por sorpresa. Pero la experiencia dicen que vale un grado, e hizo de aquella nave un colegio. Cuando llegó a Valliniello, el maestro llevaba 14 años impartiendo lecciones: había trabajado en Guijande, en Vegadeo; y mucho antes, en Bayas. Tras la Guerra Civil, el acceso a la enseñanza pública se hacía superando un curso de catorce asignaturas y unas oposiciones. José Ramón García se hizo maestro en el año 1944.

"Estuve en Castrillón un tiempo breve. Luego salió una disposición que decía que las escuelas mixtas tenían que ser para maestras y me echaron, me mandaron a Vegadeo", recuerda este hombre que se encontró en Valliniello, en el barracón del Fondo, con 163 críos en edad escolar. "En la nave había sitio para setenta así que hice dos turnos: por las mañanas daba clase a los mayores y por la tarde a los pequeños", dice el maestro, que se jubiló en 1987. Era el más veterano del Fernández Carbayeda, un colegio que al final centralizó todas las aulas perdidas por Valliniello. Del barracón a la realidad. De la industrialización a los primeros días de la reconversión.

Ahora, el colegio que vio nacer tiene las puertas cerradas. Este año el inicio del curso escolar pasó de largo por Valliniello. Los siete alumnos que aún estaban matriculados en este centro continúan sus estudios en otros colegios, preferentemente en el Versalles, según dispuso en su momento la Consejería de Educación. "Si no hay niños, ¿qué otra cosa pueden hacer?", se pregunta el profesor, que contaba alumnos por decenas en un pueblo en el que ahora apenas hay niños.

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