El perfil de la prostitución en la comarca avilesina experimenta cambios en su expresión externa, si bien permanece inalterada la existencia detrás de la misma de un colectivo -las mujeres- explotado y víctima de todo tipo de abusos. El principal cambio percibido en los últimos meses tiene que ver con el descenso del número de clubes de alterne abiertos al público y la práctica desaparición del paisaje urbano avilesino de la prostitución callejera; no obstante, esto no es indicativo de que haya menguado el número de mujeres prostituidas, sino que lo que ha ocurrido es que ha aumentado la cantidad de los llamados "pisos de contactos".

Eso es, al menos, lo que defienden las colaboradoras de la Asociación para la Prevención y Reinserción de la Mujer Prostituida (APRAMP), las personas que tienen un contacto más estrecho y directo con las víctimas de la trata y con las mujeres que ejercen la prostitución. "Sólo el año pasado, en el ámbito de la comarca y en Oviedo realizamos cuatrocientas entrevistas con mujeres prostituidas", asegura Esther Rodríguez Noval, responsable en Asturias de la asociación que desde 1985 lucha por sacar a flote a las mujeres que caen prisioneras en el pozo de la prostitución. "Hemos contactado con cuatrocientas mujeres, pero hay que tener en cuenta que muchas más declinaron nuestra invitación y nuestro ofrecimiento de ayuda por diversos motivos", apunta la coordinadora regional de APRAMP, ayer ponente en la charla divulgativa que suele organizar los lunes la Asociación de Amas de Casa de Avilés.

Esther Rodríguez Noval opina que el trasvase de la prostitución de los clubes a pisos de contactos tiene que ver con el deseo de los proxenetas de "invisibilizar" la actividad, habida cuenta de que los lupanares instalados en domicilios particulares son los más opacos y difíciles de detectar. "Cuanto más discreto sea el local, más seguridad reporta al proxeneta y más discreto es para los clientes", razona la responsable de APRAMP.

Las mediadoras de APRAMP constatan otro fenómeno en alza: la asociación de los clubes de alterne a "bares de ocio"; esto es, la costumbre cada vez más extendida de que los hombres -y en buena medida los más jóvenes- identifiquen las fiestas y el ir de copas con la visita a los clubes donde se oferta sexo de pago. "Detrás de esta realidad de ir a un club de alterne con la misma naturalidad que se va a tomar una copa con los amigos late la cosificación de que es objeto la mujer prostituida; se la ve como algo que es posible comprar con dinero", explica Rodríguez Noval.

La que parece haber aflojado a tenor de la experiencia que acumula APRAMP es la prostitución de mujeres españolas que, acorraladas por la crisis, fueron obligadas o vieron una salida a sus penurias económicas en ofrecer su cuerpo a cambio de dinero. "Esa expresión de la prostitución ha pasado a ser residual; no así la de jóvenes, la mayor parte de las veces estudiantes, que desean ganar dinero rápido, que no fácil", comenta la responsable de la asociación.

En compañía de la mediadora social Ana Álvarez Virgós, Esther Rodríguez Noval hizo una descarnada y dura descripción de lo que subyace tras la prostitución: negación de derechos humanos fundamentales, explotación, violencia, amenazas, robo de la dignidad femenina y, en casos extremos, hasta la muerte de la mujer prostituida o sus familiares en el país de origen a manos de las mafias que controlan la trata. La proyección de dolorosos vídeos divulgativos con casos reales de mujeres prostituidas que han logrado reinsertarse tocó la fibra de las amas de casa avilesinas al punto de que alguna lloró: "Lamento que hoy no haya sido una charla de las que suelen alegrarnos la tarde, pero a veces también es necesario, aunque se nos encoja el corazón, mirar a la cara a lo peor del ser humano", apostilló Olga Rodríguez, la presidenta de la Asociación de Amas de Casa,.