Juan Casamayor hace años que se dejó llevar por el "sonido Manchester", un género que utiliza la electrónica y los sintetizadores. Comenzó su andadura musical con Miguel Vila e Igor "Casa y Jardín" y con dos ordenadores y una batería generaban lo que muchos denominan "música industrial". Ahora, Casamayor se hace llamar "Octuvre" y sigue en lo mismo, pero en solitario. Desde 2006 ensaya en un local en Arnao y en su espacio ha participado en grupos como "Leopard Business" y "Suit Tiger" y siempre bajo un prisma underground y siguiendo a rajatabla la máxima "do it yourself", es decir, de manera autogestionada. Hasta 2011 editó tres trabajos: "Elyú", "Pinos Altos" y "Esqueletos de la Casona", este último de manera estrictamente digital. Los dos primeros fueron editados bajo el sello "Big Jim", dirigido entonces por Pablo Culebro.
Tras actuar en escenarios de Bilbao, Madrid y otras ciudades españolas, "Octuvre" se ha convertido en su proyecto más personal. Ha incorporado voz a sus composiciones y juega con viajes introspectivos, un concepto de belleza que se fija más en lo trágico que en la alegría "porque hace pensar más" y ahonda en el fatalismo.
Con esos pilares, el pasado 8 de enero sacó a la venta "Distancias", su primer trabajo como "Octuvre". Mantiene la caja de ritmos, los sintetizadores y sabe aprender de los errores, es más le gustan sobre todo en directo y entendidos como una prueba de superación. Ocho temas están incluidos en su primer trabajo en solitario y uno de ellos se titula "Arnao" y se centra en un "misticismo atmosférico". Además, grabará un videoclip como "Octuvre" del tema "Atlántico", que tiene un trasfondo neorromántico y fatalista.
"Nada está pregrabado en directo", destaca este amante de la electrónica que defiende una filosofía punk que transciende al género guitarrero.
Ahora ya piensa en grabar más temas. Tiene una cuarenta piezas en bruto que ha de pulir para presentar en futuros trabajos de electrónica, con "sabor Manchester" y con un marcado acento de Arnao.
