La Policía Nacional sigue sin pistas del propietario de los décimos agraciados con premios de la Lotería Nacional que un ciudadano honrado entregó a los agentes de la Comisaría de Río San Martín, en Avilés, hace pocos días. La repercusión en los medios de comunicación de la noticia de su búsqueda, reconocieron de manera oficial, "aún no ha dado su fruto". La Policía Nacional insistió en ocultar "cualquier pista que pueda ayudar" a engañar a los investigadores. De tal modo se desconoce el día del sorteo, la cantidad de boletos premiados y la cuantía de esos premios. "Con todo ello podemos discernir si tratan de engañarnos. Si lo hacen podrían incurrir en responsabilidad penal", advirtieron medios policiales.

Por su parte, Roberto Morales, el delegado territorial de Loterías del Estado en el Principado, aseguró ayer que "desconocía" la identidad de la persona "o personas" que entregaron los boletos agraciados a cuyo dueño busca la Policía. "También desconozco de qué sorteo se trata y, por supuesto, qué premio se llevó", apuntó Morales. "Lo que puedo decir es que nosotros, en la delegación, no recibimos ninguna denuncia de pérdida de billetes premiados", apuntó Morales. Asimismo, el delegado territorial aseguró que tampoco se puso en contacto con él la Policía. "De haber recibido una denuncia de pérdida la hubiéramos trasladado de manera inmediata a la Policía", añadió. Los loteros de Avilés tampoco saben quién es la persona que perdió los boletos ni quién los entregó tras hallarlos en la calle. El extravío de décimos o participaciones premiadas "es habitual", confirmaron en medios policiales. Sucede lo mismo que "con el dinero en efectivo".

Los premios caducan -salvo casos excepcionales- a los tres meses a contar a partir del día siguiente al de la celebración del sorteo. El "honrado ciudadano" que llevó los décimos a la Policía, normativa en mano, tendría derecho a una recompensa por su buena fe. El Código Civil obliga al propietario a entregarle un porcentaje de la cantidad premiada que va del 5 al 10%, en función del total ganado. De no aparecer el dueño de los billetes, el importe de los premios iría a parar a las arcas del Estado.