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SOR MARÍA JOSÉ BLANCO | Consejera de enseñanza de los colegios Hijas de la Caridad

"No se cuenta con los docentes a la hora de elaborar las leyes de Educación"

"Nunca debemos desprestigiar a ningún padre ni una orden de la familia; si no estamos de acuerdo, lo hablamos en la tutoría"

Sor María José Blanco, en Oviedo. FERNANDO RODRÍGUEZ

Los colegios Luisa de Marillac en Avilés, Patronato San José de Gijón, La Milagrosa de Oviedo y Sagrada Familia del Entrego se rigen bajo el paraguas de Sor María José Blanco Fernández, consejera de enseñanza de los colegios vicencianos Hijas de la Caridad de la provincia de Gijón, que abarcan los centros educativos que la congregación posee en Asturias, Galicia y León. Estos días la religiosa, natural de Ciaño, recorre los centros de la región, inmersos en un proceso de innovación y aplicación de nuevos modelos metodológicos.

-¿Cuál es el perfil de los colegios de Hijas de la Caridad?

-El estilo de nuestros centros es la sencillez y la cercanía a las familias. Generalmente tenemos colegios pequeños.

-Se caracterizan por atender a los más desfavorecidas.

-Tratamos de educar según las orientaciones de la iglesia con el carisma de nuestros fundadores (San Vicente y Santa Luisa), que atiende a la persona integralmente, pero nos dirigimos a los más desfavorecidos. Esto hoy es una utopía porque al ser centros concertados no podemos elegir el tipo de alumnos. Queremos ser una escuela inclusiva que atienda la diversidad de los alumnos.

-Muchas familias optan por centros religiosos aunque no sean practicantes. ¿Por qué?

-Por la seguridad que tienen de que hay un orden, una disciplina y un seguimiento de cada niño. Les digo a los profesores que no pensemos que todos los padres que envían sus hijos a nuestros centros lo hacen por cuestiones religiosas, ni mucho menos. Valoran la educación, la formación y la atención. Hay personas no creyentes. A la hora de impartir Religión se da como una asignatura; otra cosa es la catequesis, voluntaria y donde se enseña la forma de vivir la religión. En las actividades se habla de valores humanos, que para nosotros, los creyentes, supone un plus.

-La educación es uno de los indicadores para medir el nivel de desarrollo de un país. España no queda muy bien parada en los estudios mundiales.

-Creo que fallamos como consecuencia de los continuos cambios de modelo educativo. Desde la democracia tenemos una ley de Educación tras otra. El pacto educativo es fundamental para saber dónde ponemos los ejes de la educación: igual para todos, para los que no llegan y para los que poseen un gran talento. No se cuenta con las bases -los docentes- a la hora de elaborar las leyes y la universidad también tiene que hablar. No se atiende la realidad de la escuela y no se prepara a los niños para el futuro. Educamos para la vida, pero ¿para qué vida? Las metodologías que utilizamos no están acordes con los intereses de los alumnos.

-¿Quiere decir que la educación va por un camino y la realidad por otro?

-Todos los niños quieren llegar a la universidad, pero no es lo único que se necesita. Tenemos una Formación Profesional en la que crear personas competentes para el futuro. Hay que dar valor a estos estudios, que son muy prácticos y generan muchas salidas profesionales.

-Los docentes viven años complicados.

-Hay países en los que cada año el profesor tiene que renovar su puesto, se lo tiene que ganar curso a curso, lo que implica renovarse y reciclarse constantemente. En España eso no ocurre. El profesor tiene que tener un estímulo y una vocación grande y, a pesar de la falta de valoración y en ocasiones respeto, seguir ahí. A veces pensamos, ¿los padres quieren que se les ayude a educar a sus hijos o sólo quieren instrucción? Queremos que las familias entiendan que el profesor es un colaborador en la educación del alumno, pero que la instrucción corre a cargo de los docentes, que son los que saben cómo enseñar.

-No hay reconocimiento pero sí una gran responsabilidad.

-Es que el profesorado tiene una gran responsabilidad. Una familia deposita en él lo que más quiere: su hijo. Nos lo confían a nosotros. Por ello, desde las direcciones de los centros se apela a los profesores y decimos que dada la influencia que ejercemos sobre los niños, nunca debemos desprestigiar a ningún padre ni una orden de la familia. Si no estamos de acuerdo lo hablamos en la tutoría. Por su parte, para los padres pedimos lo mismo; si no comparten alguna actuación o comentario realizado desde el colegio, que lo hablen con el profesor. Ambos buscan alcanzar un mismo objetivo.

-¿Se vuelca más el sistema sobre los niños con problemas de aprendizaje para dejar de lado a los de altas capacidades?

-Si bien en España se tomó antes en cuenta a los alumnos menos capacitados, esta situación está cambiando. Un niño de altas capacidades no significa que sea sólo una lumbrera en conocimientos, también tiene que tener un equilibrio emocional. Pueden llegar a ser niños raros por no haberlos tratado, e incluso padecer fracaso escolar porque se aburren. Las administraciones están tomando cartas en el asunto.

-Se enseña a los niños a estudiar, pero ¿se les enseña a pensar?

-Las nuevas metodologías buscan que el niño sepa por qué y para qué se hacen las cosas. En cálculo, por ejemplo, hay que saber para qué se suma, resta, multiplica y divide; hay que hacer ejercicio de cálculo mental porque el niño debe saber intuir, pero las calculadoras ayudan. Hay que saber interpretar los resultados. Se intenta que el alumno comprenda más los procesos que el memorizar. Se les enseña a razonar.

-¿La sociedad exige nuevos métodos educativos?

-Si, aunque a veces nos encontramos con ciertas reticencias por parte del profesorado, quizás porque lo que venía haciendo le daba seguridad. Hay un miedo hacia lo desconocido. Cambiar es un riesgo, pero el beneficio puede ser mayor. Los alumnos acogen muy bien las novedades, pero no lo nuevo por lo nuevo, tiene que estar experimentado y el profesor tiene que evaluar.

-¿Cuál es el método que promueve las Hijas de la Caridad?

-Además de trabajar por proyectos, ahora hemos optado por el trabajo cooperativo. Consiste en trabajar en equipos, que están formados por niños con distintas habilidades con el fin de que todos aprendan juntos. Tienen que ayudarse entre sí. Da posibilidades para una enseñanza inclusiva; están presentes todos: con más o menos capacidad, con equilibrio emocional, con ciertas habilidades? Todos aportan y todos aprenden.

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