China quiere convertirse en una potencia en fútbol y el avilesino Pablo Villar es uno de los refuerzos que el gigante asiático ha fichado para ello. Futbolista y entrenador, es el único asturiano del medio centenar de españoles que esta misma semana partirán rumbo a distintas ciudades de ese país para hacer lo que mejor saben y mostrar, con su ejemplo, el camino a seguir. "Me motiva el vivir una experiencia internacional y tratar de seguir teniendo un futuro en el fútbol", apunta este deportista, poco antes de iniciar su viaje hacia la región de Tianjin, próxima a Pekín.

Los primeros contactos con China comenzaron a mediados de septiembre. Un representante de la Liga de Fútbol Profesional de España llamó a Villar para proponerle el proyecto. "Tuve un par de entrevistas y me gustó. En aquel momento estaba parado, no tenía nada", explica. Sin embargo, tras esos contactos, el proyecto quedó parado. Y el avilesino siguió su trayectoria profesional como entrenador del Urraca (Posada de Llanes) en Tercera División, aunque desde el principio advirtió de que, si lo de China cuajaba, era su prioridad.

Y ahora, hace unos días, se reactivó el proceso. Pablo Villar iniciará su experiencia internacional respaldado por la Liga de Fúbol, contratado por el Ministerio de Educación chino. Su misión estará relacionada con el desarrollo y potenciación del fútbol chino, desde la formación de entrenadores hasta la puesta en marcha y desarrollo de las ligas locales. "Y el fútbol allí ahora es asignatura obligatoria, así que también seré profesor", cuenta.

La completa formación de este deportista asturiano le hace idóneo para el papel. Y es que, además de haber sido jugador, es titulado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF), tiene el título de entrenador nacional y de entrenador nacional de porteros y, asimismo, es especialista universitario en dirección deportiva. Porque el fútbol es su sueño. "Es en lo que quiero luchar y tiraré adelante por ello. Hasta donde llegue", indica.

Ese impulso le lleva, de momento, a cubrir los más de 9.000 kilómetros que separan Avilés de Tianjin, respondiendo al afán del gobierno chino de importar talento. La región, que cuenta con cuatro millones de habitantes (es de las más pobladas del país), comparte con Avilés el tener un puerto, aunque las dimensiones distan de ser comparables. El de Tianjin es el más grande en el norte de China y la puerta de entrada marítima principal de Pekín.

El alojamiento de Pablo Villar durante los próximos diez meses -que es la duración de su contrato- será en una especie de residencia universitaria, el Tianjin Foreign Languaje University International Exchange Center, ubicado en el centro de la ciudad. Podrá, eso sí, volver a casa de visita a mitad de contrato, con vuelo pagado por el Ministerio. Las condiciones de trabajo, afirma, son buenas, y el contrato incluye vivienda, vuelos, un asistente, traductor... "Te cubre las necesidades y hace que te atrevas", dice.

Pablo Villar va decidido a afrontar este reto personal y profesional, aunque también reconoce incertidumbre ante lo que le espera. "Es otro tipo de vida diferente", comenta. Y además no conoce a nadie. Allí confía en poder desenvolverse en inglés, ya que las generaciones más jóvenes dominan este idioma, aunque ya se compró algunos manuales de mandarín y está dispuesto a aprender lo que pueda de ese idioma y de la cultura del país anfitrión. "El tema gastronómico será, quizá, lo más diferente respecto a aquí. Tendré que aprender a comer de otra forma", asegura.

Nunca imaginó Villar que su futuro iba a tener la bandera china, pero no desdeña esta oportunidad de sumar peldaños en su carrera profesional. "Es difícil que alguien como yo, que sale joven y desde abajo, tenga una carrera de entrenador. Está más dirigido hacia gente contrastada y jugadores del máximo nivel. Por eso, no puedo rechazar esta oferta, como una oportunidad de formación", indica. Él dejó de jugar con 24 años y, desde entonces, se dedica a entrenar. Su currículo incluye, además del Urraca, el Tineo, el Luarca, el Huesca (donde ejerció de segundo técnico), y el Ribadedeva. Para el Urraca tiene palabras de agradecimiento: "No me pusieron ningún problema, estoy muy agradecido, sobre todo al presidente".

Además de ilusión, Villar tuvo que equiparse con un montón de vacunas y recomendaciones: que si el agua tiene que ser embotellada, que si la comida muy hecha... No obstante, él va a una gran ciudad, conectada con Pekín con el tren más rápido del mundo, que cubre la distancia en tan sólo media hora. "Aprovecharé la oportunidad de visitar todo lo que pueda", concluye. El año del Gallo le espera.