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JESÚS LAURO MUÑIZ MENÉNDEZ | INTEGRANTE Y DIRIGENTE DE LA CORAL AVILESINA DURANTE MÁS DE TRES DÉCADAS, DEJA EL CARGO

La voz de la experiencia

Este avilesino de la calle Rivero, que también estuvo ligado a "La Parranda" y "¡Sabugo, Tente Firme!", fue uno de los grandes impulsores del certamen coral

Jesús Lauro Muñiz, a las puertas de la sede de la Coral Avilesina. RICARDO SOLÍS

La música está presente en todos los ciclos de la vida de Jesús Lauro Muñiz Menéndez. A los 13 años entró a formar parte de la Coral Santa Cecilia, con Gema Santos como profesora y pianista; y, a los 79, su edad actual, se despide de la vicepresidencia de la Coral Avilesina, asociación a la que lleva estrechamente vinculado desde 1985, tanto como cantante como miembro de la junta directiva. "La siento como algo mío", dice con cariño hacia la entidad y, sobre todo, hacia sus componentes, con los que ha compartido centenares de vivencias musicales y personales. "La coral es una familia unida, con un comportamiento increíble; aquí no hay broncas ni envidias", señala, a los pocos días de haber anunciado que deja las labores de gestión para dar paso a otras personas. "Llevo muchos años, es tiempo de retirarse. Sigo siendo socio, pero ya no asistiré a las reuniones", indica, para añadir que, a partir de ahora, "ayudaré en lo que pueda porque conozco a todas las empresas que colaboran en el certamen coral y estaré en primera fila de cada concierto".

Para Lauro Muñiz, este concurso que inició su andadura en 1984, no tiene secretos. Lo conoce al dedillo, tanto desde su faceta de cantante como de organizador, ya que ha estado implicado en todas las ediciones, excepto en la primera. "Está muy consolidado y va rodado, pero al principio se trabajaba mucho más, hasta montábamos el escenario. Lo hacíamos entre Carlos Blanco, Aníbal Muñiz y yo. Eran otros tiempos...", recuerda con nostalgia. Pero también con satisfacción al ver el recorrido que ha seguido desde la sala de fiestas Big Ben, que acogió la primera edición, hasta la actual Casa de Cultura, pasando por el teatro Almirán, donde tuvieron lugar la segunda y tercera convocatoria. A partir de la cuarta, pasó a desarrollarse en el auditorio municipal de la plaza Álvarez Acebal.

Al rememorar los primeros pasos de este certamen, que nació con carácter local para traspasar fronteras y alcanzar el ámbito internacional, a Muñiz le vienen a la memoria nombres como Álvaro Álvarez y Mariano Astuí, presidente y director, respectivamente, de la coral avilesina en el momento de su incorporación a las filas de la agrupación. "Llegué a través del presidente; por entonces, yo estaba en el coro Ensidesa", relata este hombre afable, nacido en la calle Rivero y ligado también en otro tiempo a los coros "La Parranda" y "¡Sabugo, Tente Firme!". Porque su vida se ha desarrollado siempre en un ambiente aderezado con música. No en vano, procede de una familia con gran afición y notables cualidades en este arte, desde su abuelo, conocido como Laurón, a tu tía Olguita, pasando por su tío Lauro Menéndez y por su madre. "Todos cantaban muy bien", recuerda con orgullo de pertenecer a un clan incondicional de las notas. Además, para ampliar esta devoción artística, su mujer, María Teresa Artime, también forma parte de la Coral Avilesina, que actualmente preside Fernando Álvarez Balbuena, y uno de los dos hijos del matrimonio, Javier Muñiz, es integrante del grupo "Nocheros".

"Mi mujer tiene una afición loca", comenta Muñiz. Con ella, ha compartido ensayos, conciertos y largas conversaciones con la música como protagonista. Juntos han cantado desde la juventud en varios coros: "La Parranda", "Ensidesa" y "¡Sabugo, Tente Firme!", además de la Coral Avilesina. Ella como soprano, él como tenor. Han viajado por España, Europa y Latinoamérica para acercar a otras tierras el folclore asturiano y se han sometido "con mucho gusto", dice Muñiz, a la disciplina que obliga pertenecer a una formación musical. "Para estar en un coro hay que tener mucha afición porque requiere trabajo y esfuerzo", comenta, en referencia al rigor que exigen los ensayos en la Coral Avilesina. "Hay que tener disciplina y darlo todo. Tenemos un director muy exigente, pero es la única forma de hacer algo. Los resultados están a la vista, el coro marcha muy bien", resalta, ensalzando la labor que realiza David Pérez Fernández.

A pesar de haber entrado en contacto con la música a la temprana edad de 13 años, Lauro Muñiz nunca la estudió ni aprendió a tocar un instrumento. "No me preocupé de ello, fui renqueando y la partitura, a día de hoy, todavía la medio leo", admite quien ejerció de mecánico en Ensidesa desde los años sesenta hasta su jubilación en 1993; y también en un taller de coches al que acudía después de finalizar el turno en la empresa siderúrgica.

No obstante, la ausencia de conocimientos musicales no le impidió disfrutar de la música en general, y de la clásica en particular, desde que abrazó la vida coral de la mano de la profesora y pianista Gema Santos y el coro Santa Cecilia, formado por una docena de adolescentes. "Los sábados cantábamos la misa en la iglesia de Sabugo y los domingos acudíamos a las fiestas sacramentales de los pueblos próximos a Avilés. Al terminar, nos daban unas perras que nos venían muy bien", relata Muñiz, para también sacar a la luz los cuatro o cinco años que permaneció en el coro "La Parranda". "Éramos conocidos como los parranderos. Había unas voces fuera de serie y teníamos de director a Jesús Muñiz, el Perlito, un trompeta profesional excelente", rememora al destacar el interés que despertaban las corales entre la gente joven. "Salvo raras excepciones, la juventud ya no está en los coros. No hay afición ni espíritu de sacrificio, que no lo es para el que le gusta", señala, mientras hace un repaso a la plantilla de su querida Coral Avilesina, "con miembros todos de 50 años para arriba, excepto una niña de 17 que acaba de incorporarse".

Precisamente, para promover la música entre los de menor edad y hacer cantera, la Coral Avilesina puso en marcha el Coro de los Neninos, que poco a poco va creciendo hasta haber alcanzado ya los doce componentes. "Entonan muy bien, presta oírlos cantar, son muy simpáticos", recalca Lauro Muñiz, quien desde hace unos días disfruta del buen hacer de la entidad sobre la que ha volcado parte de su vida desde el patio de butacas en calidad de espectador. "No me perderé un concierto", concluye.

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