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Moda made in Las Vegas

Ana Celia Vázquez enseña a coser en su academia, que también es taller, a jóvenes que quieren triunfar en la pasarela

Ana Celia Vázquez, a la izquierda, con algunas de las alumnas que acuden a su academia. MARA VILLAMUZA

"La mayoría de las estudiantes de la carrera de diseño sale de la universidad odiando la profesión, aquí nos toca devolverles la pasión", afirma Ana Celia Vázquez, profesora de patronaje, corte y confección en Las Vegas. Su alumna María Ferrero, que ya ha terminado sus estudios, lo corrobora. "Los profesores dejan muy poco espacio a la creatividad, hacen que sea todo rutinario y se centran solo en algunos aspectos del proceso de creación de una prenda; y así es imposible disfrutar de lo que hacen", sostiene Vázquez.

Por eso, el pequeño taller situado en la academia que lleva el nombre de la profesora es la cuna de varias diseñadoras que se abren paso en el mundo de la moda, como la propia Ferrero, que sacó la mejor nota en su trabajo de fin de carrera, o Sara García, ambas ya con su propias marcas de ropa, "Merymi" y "Sagasu". "Después de trabajar semanas aquí para hacer todas las prendas, la acompañé al desfile en el que presentaba el trabajo -cinco looks completos diseñados desde el principio- y lo que vimos allí me alucinó. La cinta adhesiva era la estrella y hasta vi como una persona apretaba la espalda de una modelo mientras salía a la pasarela porque se le estaba despegando la prenda", recordó Vázquez. Y es que, las dos opinan que la enseñanza superior tiene una tara, que pasa por encima del patronaje y la confección, "lo que provoca que el diseñador cree diseños que no pueden hacerse en realidad".

Por eso, abogan por aprender desde la experiencia y el trabajo, conociendo todos los aspectos de la fabricación de una prenda. Las dos décadas de experiencia de Ana Celia Vázquez le han permitido hacerlo con sus alumnas: ha trabajado en un taller de confección de punto, estudió un FP de patronaje y confección industrial -del que por cierto, afirma que también salió desencantada-, trabajó aprendiendo confección a medida, y la academia comenzó siendo un taller de arreglos y confección que todavía mantiene. "La cuestión es que nunca me he dejado de formar, porque si no, no puedes vivir de esto. Un diseñador, un sastre, tiene que conocer todo esto, tiene que saber trabajar todas las telas, combinarlas y saber cómo se realiza una prenda", sentencia la profesora de Las Vegas.

Eso es lo que intenta transmitir en su taller. Al igual que María Ferrero, otras dos alumnas se empeñan en las faenas textiles; son Sonia Sierra, que está aprendiendo a coser desde cero, y Patricia Dionisio, que ha encaminado su carrera profesional a la confección. "Además de aprender practicando con lo que piden los clientes, que es una muy buena forma de conocer como está el mercado y qué pide la gente, aprenden las unas de las otras, se complementan, se ayudan y así salen las cosas que salen de esta mesa, como la colección de María. Es un orgullo para mí", sostiene la profesora.

Igual que abogan por el aprendizaje tradicional, a base de práctica y de contar con mentores que conozcan el trabajo, también lo hacen por la confección española. "El abrigo que dura quince años ya no existe, pero hay calidades y calidades. España es calidad y se paga, pero la diferencia es notable. Por ejemplo, la puntada aquí se hace cada 2 milímetros, en China el estándar son los 5, por lo que duran mucho menos y en la tela también se nota", explica Vázquez, que añade, que las grandes cadenas ya importan la ropa del país del sol naciente. "Al final, compras mucha ropa de esa, pero te pones cuatro cosas. Igual no estaba de más comprar lo que vayas a ponerte y pagar un poco más. Ahora vas por la calle y te encuentras quince camisetas como la tuya", sostiene Sonia Sierra.

Sin embargo, lo que más lamentan todas ellas es que cada vez menos gente sabe coser. "Ya nadie aprende y cada vez queda menos gente que pueda enseñar por este método. La mayoría son mujeres de más de 60 años y es una pena porque lo vamos a echar de menos", señala Vázquez.

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