¡Anda que no se quedó a gusto anoche la Sardina del Antroxu en su despedida de los avilesinos! Difícil condensar en la media hora aproximada que duró la lectura de su testamento más indignación y sacar los colores a más gente carente de ejemplaridad. Los políticos fueron las dianas de muchos de los dardos que lanzó la Sardina por boca de su testamentero, Teo Siñeriz, pero tampoco se libraron de las pullas los sindicalistas acomodados, los patronos desalmados, los que maltratan a las mujeres...

Como contrapunto a tanta acidez sardinera, deportistas, músicos, literatos y gente de mérito recibieron el homenaje de la Sardina de Avilés: algunos a título póstumo, como Cohen, Bowie, Foo, Cruyff o Gustavo Bueno, entre otros; y los menos, con posibilidades aún de contarlo, como Bob Dylan. En clave local, hubo dos emotivos recordatorios en clave antroxera: para Rosa Serrano, exconcejal de Festejos a la que aún se llora por su contribución a la promoción del Carnaval, y a José Luis Torío Reguilón, uno de los fundadores de la cofradía Sardina Arenque de Llaranes.

En el barrio siderúrgico, precisamente, empezó el peregrinaje de la Sardina camino de su calvario en la pira del Parche. El desenclavo del pez fue el preludio de su conducción a la plaza del Carbayo de Sabugo, donde el testamentero y su ayudante (Chus Rodríguez) la esperaban subidos a una carroza que -cosas del reciclaje- se parecía muchísimo a la que transportó a Baltasar en la cabalgata de los Reyes Magos. La tropa de la cofradía del Santo Entierro de la Sardina entretuvo la espera repartiendo sardinas salonas y "vino del fraile", bien conocido más por sus propiedades para lograr una rápida melopea que por las organolépticas.

La Sardina dejó dichas muchas cosas este año, tantas que apenas cogen en dos folios. Se refirió a la globalización de la economía "que condujo primero a la crisis de los valores humanos y luego al derrumbe de la economía, los recortes asociados, al brote de los totalitarismos y a la lacra de la emigración forzosa de millones de personas...".

El testamentero dio cera "a los bancos y a sus prácticas usureras", a la manipulación del voto democrático "para sacar adelante iniciativas como el Brexit", a la entrada en escena de "salvapatrias al estilo de Donald Trump, Rajoy, Susana, Pablo, Merkel, Hollande..." y a las leyes "regresivas" que fomentan "la homofobia, el racismo, las privatizaciones, los copagos, el empleo precario, los monopolios energéticos, la mercantilización de la salud..."

En cuanto al tradicional listado de deseos póstumos que expresa la Sardina cuando sabe de su irremediable ascenso al cadalso, este año fueron 45. He aquí algunos de plena actualidad: "Pa la Alcaldesa de Avilés / título de dimisión / el conflicto laboral / ya no tiene parangón" o "Pa la familia del Grupo Melca / las memorias de Vito Corleone / sus disputas familiares / no las paguen los trabajadores". Una más: "Pa todos los políticos / menos hipocresía / Pa la violencia de género / más educación día a día". Y el coro de plañideras hacía el responsorio: "Apúntelo usted / señor escribano / apúntelo usted / con la pluma en mano, / tintero y papel". El Antroxu de 2017 es historia; deja buen sabor de boca, aunque también señales de que flojea en algunas de sus costuras.