La Policía Nacional descubrió ayer pasadas las dos de la tarde el cadáver de José Manuel Triñanes Suárez en el interior de su plaza de garaje, el cubículo donde según los vecinos de la comunidad de vecinos del número 11 la calle Severo Ochoa vivía "desde hace una década". Triñanes llevaba muerto "más de una semana", según fuentes oficiales, tenía 72 años y estaba jubilado. Había trabajado en la construcción de barcos en Gijón y también había navegado. Hace años que se divorció y tenía un hijo. Militó en el Partido Comunista.

Los vecinos alertaron ayer a la Policía Nacional y a la Local después de percibir "un olor insoportable", apuntaron. Triñanes vivía en su plaza de garaje cerrada, donde guardaba un coche marca Smart, un camastro, una mesita, un microondas y una estufa. "Lo veíamos cruzar la calle Severo Ochoa empujando el carrito de la compra del súper que está en frente", aseguraron los vecinos de la comunidad de propietarios. "Era todo un personaje", sentenció otro. Se sentaba en la puerta y saludaba al personal, pero los vecinos temían que "montara algo con la estufa".

Las primeras pesquisas se encaminan a certificar una muerte natural -el cadáver fue trasladado al tanatorio y no al instituto anatómico forense-. Triñanes tenía dolencias cardiacas, diabetes y, además, varices graves. "No caminaba bien desde hace algún tiempo", señalaron los vecinos que se agolparon en la puerta del garaje cuando empezó a correr la noticia del descubrimiento del cadáver.

Los policías descubrieron el cuerpo con la cabeza apoyada sobre una mesita que utilizaba para comer. El hedor en todo el garaje era importante y los agentes tuvieron que utilizar mascarillas. Pasadas las tres y media, el cadáver de Triñanes fue trasladado por dos operarios de la funeraria. Los agentes de la Policía Nacional habían tomado muestras en el interior de la "infravivienda" que ocupaba el antiguo obrero del naval. Tras sacar el cadáver, los agentes volvieron a permitir el paso a los vecinos del garaje.