José Manuel Triñanes quedará siempre en el recuerdo de sus vecinos. Los que le veían pasar desconociendo su triste historia. El gijonés cuyo cadáver fue descubierto por la Policía Nacional el pasado martes en el interior de un garaje de la calle Severo Ochoa estaba jubilado, tenía tres hijos y llevaba más de una década residiendo en su plaza de aparcamiento. Una plaza cerrada en la que guardaba todas sus pertenencias personales y que "compartía" con su coche. Cuando los agentes accedieron al interior del inmueble después de recoger las quejas de los vecinos por los fuertes olores que salían del garaje, Triñanes llevaba muerto al menos una semana, según relataron posteriormente los investigadores.

A sus 72 años Triñanes cobraba una pensión. Estaba jubilado como trabajador del naval y había sido durante más de tres décadas militante del Partido Comunista. Tenía dolencias cardiacas, diabetes y, además, graves varices.Sus enfermedades llevan a pensar a los agentes que Triñanes habría fallecido por muerte natural. "Era todo un personaje", recordaban ayer sus vecinos.