El parque de Ferrera enamora. Así lo creen los aproximadamente cien avilesinos que han participado en la campaña de promoción comercial que impulsó el pasado febrero la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (UCAYC) coincidiendo con San Valentín. El concurso - "Enamorados de la comarca de Avilés"- consistió en fotografiar el rincón más romántico a juicio de cada participante, que optaba a un cheque regalo por valor de 100 euros para gastar en alguno de los 107 comercios inscritos. De entre todas las fotografías enviadas a la UCAYC -hoy se entregarán los premios a las 13.00 horas- predominó como "rincón romántico" el parque de Ferrera, un céntrico jardín que tiene muchos rincones para enamorar.

Lo saben bien Miguel Escudero Díaz y Marcelina Álvarez, de 83 y 80 años, que siempre que pueden se escapan al céntrico jardín avilesino para recorrer de la mano alguno de los pasillos arbolados. Y si hay que dar un beso, se lo dan. Esta pareja que lleva sesenta de matrimonio asegura que el parque de Ferrera "es lo más grande que tiene Avilés". De la misma opinión es Marta González, que solo guarda buenos recuerdos de este parque que se ha ganado el título de "pulmón verde". "Al parque vengo a correr, vengo con el perro, vengo con mis hijos y a pasear con mi pareja. No sé si es romántico o no, pero tiene algo que engancha", destaca la avilesina. Muy cerca, una pareja de fotógrafos se enamora también. En esta ocasión de una salamandra y su cría que reposan en el tronco de un árbol.

Como curiosidad, si todos los vecinos de Avilés se concentraran al mismo tiempo en el parque de Ferrera tocarían a casi un metro cuadrado por persona, el espacio suficiente como para permanecer de pie, aunque inmóviles. Tras el Ferrera, es el de La Magdalena (41.000 metros cuadrados) el segundo mayor en superficie. Pero no el más romántico. O eso opinan los avilesinos. Del total de fotografías remitidas a la Unión de Comerciantes para el concurso "Enamorados de la comarca de Avilés", las ganadoras tienen como escenario el parque de Ferrera desde distintos ángulos: el entorno del estanque donde nadan cisnes y otras aves, el jardín francés y el "árbol caído". Los avilesinos también eligieron la vista de la ría desde la pasarela que da acceso al Centro Niemeyer, donde algunos enamorados cuelgan sus "candados" de amor o los caños de Rivero.