Avilés contará con una unidad para tratar a los pacientes con enfermedad cerebrovascular isquémica (trombosis, embolia, ictus...) de cumplirse el acuerdo alcanzado ayer en la Junta General del Principado con el visto bueno del PP (que presentó la propuesta), Podemos, Ciudadanos y Foro. IU se abstuvo y el PSOE votó en contra de este proyecto que llevan años reivindicando los profesionales del Hospital Universitario San Agustín. Actualmente, las denominadas "unidades ictus" de Asturias están en el HUCA (Oviedo) y en Cabueñes (Gijón). Ambas unidades -suman doce camas monitorizadas- prestan servicio al total de la población asturiana, incluidos los aproximadamente 155.000 usuarios con tarjeta sanitaria en Avilés, donde el ictus es una patología prevalente por el alto porcentaje de población con más de 65 años.

Los especialistas atienden cada año a unos 510 pacientes con ictus en el Hospital Universitario San Agustín, de los cuales, a juicio de los neurólogos, más de trescientos se pueden beneficiar de una unidad de ictus. Para salvar la vida de estos enfermos es fundamental actuar antes de que transcurran cuatro horas desde que el enfermo sufre los primeros síntomas. De ahí la importancia de una unidad de estas características.

El proyecto de una unidad ictus en Avilés nació en 2013. Avanzó durante unos meses, pero el plan quedó frenado supuestamente por falta de presupuesto. "La falta de esta unidad es un ejemplo de discriminación", dijo entonces el neurólogo José Antonio Vidal, que agregó en este sentido: "Del los aproximadamente 400 pacientes que sufren un ictus, cuarenta requieren técnicas avanzadas y son trasladados a Oviedo o a Gijón; pero el resto, que requeriría permanecer en una unidad específica, queda en el San Agustín, en la planta de hospitalización de neurología". Esto influye, a juicio del especialista, en la evolución de los pacientes. "La atención del enfermo en una unidad de ictus rebaja a un tercio la mortalidad y a la mitad la discapacidad", subrayó.

El proyecto para Avilés que quedó en nada estaba ya completamente dibujado hace cuatro años: la unidad estaría formada por cuatro camas que se instalarían en la planta de hospitalización de Neurología y los enfermos estarían siempre monitorizados. El único avance que hubo en los últimos años relacionado con la unidad de ictus de Avilés fue la instalación en octubre de 2014 de u necógrafo transcraneal que permite a los profesionales formados en neurosonología evaluar, tratar y estudiar a través de los ultrasonidos la enfermedad cerebrovascular sin salir del Hospital San Agustín.

La propuesta del PP que ayer salió adelante plantea también que se habiliten servicios de uvi móvil en las áreas sanitarias I y II (Jarrio y Cangas de Narcea) y que se disponga de los medios técnicos necesarios para el establecimiento de un sistema de telemedicina que conecte los dos hospitales de cabecera con el resto de la región, más el hospital de Jove.

La implantación de una unidad de ictus en Avilés nada tiene que ver con el llamado "Código ictus", un sistema de identificación y derivación de pacientes cuyo objetivo es asegurar el acceso a un centro de referencia de patología cerebrovascular -el HUCA, en Oviedo; o Cabueñes, en Gijón- a todos los pacientes con ictus agudo en el menor tiempo posible. La unidad especializada que se planteaba para Avilés tenía como misión acoger a los enfermos que, por sus características, requieren cuidados especializados y que, actualmente, son ingresados en las plantas de hospitalización de Neurología.

"Sea como sea queda claro que hay una desigualdad en la atención a los pacientes con ictus del área de Avilés respecto a otras. Pero la solución aún no es definitiva. La fían a los resultados de los análisis técnicos encargados por la Consejería así que volveremos a oír hablar del tema en la Junta", manifestó ayer Vidal.

Los síntomas de una enfermedad cerebrovascular son: alteración brusca del lenguaje, pérdida de fuerza en un brazo o en una pierna o una ligera desviación de la boca. Otros síntomas como las cefaleas o el vértigo agudo también pueden hacer sospechar de que un paciente está sufriendo un infarto cerebral, aunque en menor medida.