Como no podía faltar el guiño a la tierra asturiana, el repostero afincado en Avilés Miguel Sierra introdujo un planto de manzanas asadas con crema de vainilla en el surtido de postres con que finalizó una cena de gala servida la noche del pasado viernes en el hotel Embajador de Santo Domingo (República Dominicana) y a la que asistieron varios miembros del Gobierno del país centroamericano. Pero como jugaba en campo ajeno, Sierra renunció abañar ese postre en licor de sidra -que esa es la versión original de la receta- y lo sustituyó, como no podía ser de otra manera en un país caribeño, por ron.

El experimento fue un éxito, lo mismo que los otros tres platos que elaboró Miguel Sierra para dar forma a la cena que sacó adelante junto al chef José Soto: flor de agua (un dulce flotante), gianduja real (la elaboración del maestro Paco Torreblanca que se sirvió en la boda de los Reyes de España) y carne con un toque "dulce": magret con salsa de soja, mostaza, hojas de ensalada y melocotón caramelizado. "Se trataba de hacer una transición hacia el dulzor de los postres y elegí el pato porque es la carne que mejor se presta a ser endulzada", explicó el repostero.

La presencia de Miguel Sierra en tierras dominicanas fue consecuencia de una anterior estancia en el restaurante Hard Rock de Cancún (México), donde coincidió con Soto, quien le requirió para esta colaboración en Santo Domingo. Aprovechando la estancia en la capital del país -Sierra volará mañana en dirección a España-, el cocinero dio ayer una conferencia sobre su concepto de la repostería.