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La zozobra del puerto de La Arena

Los dueños de las embarcaciones deportivas denuncian la carencia de instalaciones, como una sede y un surtidor, por la falta de inversión del Principado - "El ocio y el turismo son el futuro de este pueblo, pero nosotros no tenemos ninguna ayuda", lamentan los socios del Club Puerto Norte

El edificio del Gurugú, abandonado M. V.

El abandono ha atracado en los pantalanes de San Juan de la Arena. Lo cuentan los socios del Club Deportivo Básico Puerto Norte, que usan a diario unas instalaciones deterioradas y carentes de servicios por los recortes de los últimos años aplicados por el Principado. Sienten que la administración regional les tiene abandonados. El presidente del colectivo, Victoriano Argudín, habla claro: "Tenemos un notable déficit". Y lo explica. Se centra en primer lugar en los incumplimientos del Ejecutivo autonómico en lo que respecta a la sede de la entidad, que estaba previsto crear en el edificio del Gurugú. De eso ya nadie parece acordarse.

"El edificio del Gurugú primero fue una caseta de obra y luego un negocio hostelero. Cerró y después, el Principado decidió renovar el exterior con vistas a cedérnoslo para el club como sede social, pero por el momento no hay nada, está semiabandonado", detalla Argudín mientras camina alrededor del inmueble, protegido por vallas metálicas y con un cartel de obra en el suelo, cubierto por unas cuantas piedras.

Ante la ausencia de un local, Puerto Norte gasta 300 euros mensuales en el alquiler de un espacio que es propiedad de la Cofradía de pescadores del pueblo. Argudín tiene el diseño de lo que podría ser su sede en su cabeza: la planta de arriba para la oficina, aseos y duchas para los tripulantes de barcos de tránsito y, en la planta baja, una sala de reuniones. Algo que sería posible si el Principado aportara el dinero que comprometió para reparar el interior del inmueble. Pero esa partida no acaba de llegar y tampoco está prevista para este ejercicio. "Esto supone un agravio comparativo con otros puertos asturianos", dice Argudín, que argumenta que clubes como el que preside en otros puntos de la región sí cuentan con instalaciones.

"Tampoco tenemos ningún tipo de subvenciones, como las había antes, ni del Principado ni del Ayuntamiento de Soto del Barco", lamenta, mientras explica que los usuarios del puerto de San Juan de La Arena no pueden utilizar el depósito de combustible porque el instalado junto a la zona de embarcaciones pesqueras "es ilegal". "Tiene que estar enterrado según la normativa de la consejería de Industria y así llevamos un año y medio, sin poder echar combustible en el puerto, es decir, otro servicio menos", prosigue.

Argudín representa a un centenar de propietarios de embarcaciones deportivas de La Arena. "También tenemos otro tipo de socios, que yo llamaría simpatizantes, que no tienen ni embarcación ni amarre, pero colaboran con nosotros con una aportación más pequeña", explica. A su lado, con la desembocadura del río Nalón al fondo, asiente Secundino Rodríguez, más conocido como "Cuno". A continuación, critica que el Principado obvia la importancia de los tránsitos portuarios.

"En Asturias, solo hay dos puertos que permitan hacer tránsitos con amarre, Avilés y Gijón. Pero realmente Gijón es el único que da servicios completos con duchas, aseos y de todo, una cuestión que en Galicia es algo habitual en todos los puertos", defiende Rodríguez, que insiste en la necesidad de favorecer los tránsitos. De ahí que los socios del club deportivo marítimo Puerto Norte insistan en la reapertura del Gurugú para destinarlo a sede social y contar con unas instalaciones "con servicios".

Los miembros de este numeroso colectivo no se olvidan tampoco de sus viejas reivindicaciones, como la construcción de un dique de protección para evitar los aterramientos procedentes del río, que causan daños en las embarcaciones deportivas. "¿Cuál es el futuro de estos pueblos? El ocio y el turismo, pues eso lo debe de saber el Principado y dar salida a estas cuestiones que no son más que dotar de servicios a un puerto que no tiene", concluye Argudín, mientras dos gaviotas pasan rumbo a la otra orilla, por delante de las deterioradas instalaciones. La escena, melancólica, es la mejor metáfora del olvido.

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