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La escasez de curas obliga a monjas y laicos de la comarca a dirigir los oficios

"Si ayudé a acercar a Dios, bienvenido sea", asegura la agustina Lola Fernández, que atendió el domingo Las Vegas por ausencia del párroco

Dos curas durante la celebración de una misa. Ricardo Solís

Los fieles de la parroquia de la Sagrada Familia de Las Vegas se encontraron este pasado domingo con que el cura no estaba y que, en el altar, había una monja. En lugar de misa, que solo la pueden oficiar los sacerdotes, la agustina Lola Fernández realizó una celebración de la palabra. El caso ha puesto de manifiesto los problemas de la Iglesia comarcal para cubrir todos los oficios, ante el gran descenso en el número de religiosos.

Las celebraciones de la palabra, en sustitución de las misas, tienen dos partes: la lectura de los evangelios y la comunión. Se desarrollan bien en ausencia del párroco, bien en su espera. En el caso de Las Vegas fue porque el titular se encontraba de viaje y porque no fue posible encontrar un sustituto en el Arciprestazgo.

La monja agustina se encargó de dar la comunión (las formas habían sido consagradas previamente). "Si ayudé a acercar a Dios, bienvenido sea", aseguró ayer la religiosa. No es la primera vez que participa en un oficio como este. "Lo he hecho muchas veces en las misiones. Cualquier católico lo puede hacer, no es tan sorprendente", recalcó.

Lo es, sin embargo, en la comarca de Avilés. La causa principal es la carencia de sacerdotes. "Los curas están muy limitados y tienen derecho al descanso", recalcó la hermana agustina. "¿Qué está pasando para que nadie escuche la llamada de Dios? Esa, creo, es la pregunta que se debe responder", apostilló la monja que presidió el oficio en Corvera.

La celebración de la palabra es una medida extraordinaria que permite suplir a curas con exceso de parroquias. En la provincia eclesiástica de Oviedo son muchos los sacerdotes con más de 10 y de 15 iglesias a su cargo, sobremanera, los destinados en los concejos menos poblados. "Es imposible ofrecer quince misas en un sólo domingo", indicaron a este periódico. Por esta razón, algunos sacerdotes han decidido celebrar la eucaristía cada quince días y que en la semana de ausencia su puesto lo ocupe un laico o una religiosa. "Lo único que no pueden hacer es consagrar el Santísimo", añadieron.

En el arciprestazgo de Avilés ya hay sacerdotes con gran número de parroquias a su cargo; Alfonso Abel Vázquez atiende Cristo Rey de Versalles, San Agustín, Santa María Magdalena y Santísimo Cristo de La Carriona. Francisco Javier Panizo, por su parte, hace los propio en las parroquias de San Cristóbal de Entreviñas, Santo Domingo de Miranda y San José Obrero de La Maruca.

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