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La rula ya está preparada para gestionar los controvertidos descartes de pescado

La lonja ofrece a los barcos un punto limpio donde tirar las capturas que se desechan, además del aceite usado, los palés, la madera y las redes rotas

Ramón Álvarez junto a los contenedores de recogida de residuos orgánicos de pescado. RICARDO SOLÍS

La rula de Avilés ya tiene todo lo necesario para ofrecer un servicio eficiente y eficaz para la gestión de los descartes de pescado, una práctica impuesta de forma escalonada por la Unión Europea, que afecta a la mayor parte de la flota pesquera y que sin embargo carece de desarrollo en lo tocante a la dotación de medios terrestres para almacenar, aprovechar o eliminar de forma controlada los descartes una vez desembarcados. Las instalaciones avilesinas cuentan con un punto limpio -un servicio que no existe en otras lonjas cantábricas- que permite gestionar tanto los residuos orgánicos (desechos de pescados) como los inorgánicos, sobre todo plásticos, porexpán (corcho blanco), madera, aceite y filtros y redes rotas.

"Hacemos diariamente, incluidos los sábados, una recogida selectiva de residuos orgánicos de pescados no sólo de la rula sino también de las pescaderías de Avilés y de fuera de la ciudad, que vienen a dejar aquí los restos de la jornada ya que no los pueden dejar en la calle desde las tres de la tarde, hora en la que habitualmente cierra el comercio", explica Ramón Álvarez, gerente de la sociedad "Nueva Rula de Avilés". A continuación, esos restos los retira una empresa autorizada. "Este servicio ya funciona desde hace años", recalca. Al mes, salen de la rula hacia puntos de vertido autorizados unos 15.000 kilos de desechos de peces.

La obligatoriedad de llevar a puerto los descartes -pescado muerto o indeseado que antes se tiraba por la borda por ser especies sin cupo o de captura prohibida- no supondrá una mayor carga de trabajo para el punto limpio de la lonja. Al menos, esas son las previsiones de la rula: los descartes serán algo residual debido al tipo de pesca que practica la flota regional, mucho más selectiva que la de los grandes barcos de arrastre del Norte de Europa, por ejemplo.

El punto limpio de la rula está ubicado cerca de la antigua fábrica de hielo. Precisamente, el gerente está negociando con la Autoridad Portuaria la construcción de un nuevo punto limpio en los suelos que quedarán libres cuando se derribe la vieja fábrica, ruinosa tras haber sido pasto de las llamas el año pasado. "Tiene que estar hecho este año", afirmó Ramón Álvarez.

En esa instalación habrá una marquesina y debajo de la misma estará la zona de contenedores de reciclaje. También habrá sitio para el almacenamiento de residuos peligrosos. Actualmente, Urbaser se lleva cada dos días un contenedor lleno con entre 2.000 y 3.000 kilos de plásticos y porexpán, además de algo de cartón, latas y cuerdas. También cada semana se llena un contenedor de 12 metros cúbicos con palés rotos y madera.

En la lonja avilesina también gestionan el aceite de los barcos. La cantidad semanal depende del número de barcos que atraquen y las horas de funcionamiento del motor. Las embarcaciones grandes suelen dejar en la rula barriles llenos de 200 litros; los pequeños usan garrafas de unos 25 litros. Desde el 1 de enero, la rula acumuló 10 bidones de 200 litros y 15 garrafas de 25 litros.

Otra parte importante del punto limpio de la rula de Avilés son las jaulas donde los pescadores depositan las redes que se han ido estropeando por el uso en los diferentes viajes. La responsable de esas jaulas es una empresa que, luego, reutiliza esos materiales. Ahora mismo esas jaulas están en el exterior del punto limpio, al igual que algunos contenedores en los que muchas compañías externas a la lonja depositan también su basura.

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