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A dos pasos | Jardín de Cantos (y II)

La metamorfosis de la frontera

La antigua nacional 632 se ha convertido en los últimos meses en el nuevo polo comercial de la ciudad dando aire fresco a un barrio obrero desgastado

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A dos pasos: Jardín de Cantos

Las avenidas de Los Telares y de Lugo suman aproximadamente 1.500 metros a su paso por Jardín de Cantos. Este corto trayecto de la antigua carretera nacional 632 está en constante transformación, y ahora mismo está pasando por un momento de auge como nuevo polo comercial de Avilés. En los últimos meses distintos establecimientos y cadenas comerciales han abierto sus puertas en esta vía dando aire fresco a un barrio obrero algo desgastado y casi sin servicios.

Una gasolinera, dos medianas superficies comerciales, concesionarios, negocios de materiales de construcción, dos establecimientos con tintes solidarios (Remar y Emaús), una tienda especializada en bicicletas, un gimnasio, tiendas de repuestos y aluminio y comercios de alimentos congelados son solo un ejemplo de los establecimientos que jalonan la frontera de Avilés con el vecino Castrillón; también hay bares, restaurantes y un hotel además de las muy conocidas "naves de Mota".

El grupo Mota, dedicado al movimiento de tierras y a la explotación de canteras y minas, es precisamente uno de los negocios más arraigado en Jardín de Cantos. La empresa matriz de esta firma fue constituida el 24 de mayo de 1973 por los hermanos García Pérez. De ahí el crédito de los Mota en Jardín de Cantos tras más de cuatro décadas presentes en la zona.

El "brote verde" de Jardín de Cantos tiene que ver con la modificación de usos del Plan General de Avilés en la margen derecha del vial, que recientemente pasó de ser industrial a ser de servicios. Este cambio en la normativa ha abierto la puerta a la puesta en marcha de nuevos establecimientos y a la reapertura de bajos comerciales que llevaban ya tiempo sin actividad, como el antiguo almacén de Frutas Fernández.

Pero no es oro todo lo que reluce. Ni para los vecinos ni para algunos empresarios. Unos y otros echan en falta que el florecer de esta vía vaya parejo con los servicios: aceras que faciliten el tránsito de peatones, carriles para bicicletas, bancos o iluminación. También lamentan -especialmente quienes trabajan sin datáfono- la inexistencia de un cajero automático en los 1.500 metros de avenida comercial, y en otros tantos que hay que sumar hasta alcanzar el primer expendedor.

De la metamorfosis de la avenida de Los Telares y de Lugo saben bien los responsables del restaurante Tevas, Tere González y Carlos Fernández, que van a cumplir treinta años dando de comer, sobre todo menús del día, a obreros. "Hace años existían muchas menos naves que ahora pero había más movimiento. El barrio era nuevo y esto estaba en apogeo", explican los hosteleros, que citan a Cristalería y la vieja fundición como los principales motores del barrio en sus comienzos en los fogones.

"Ahora se nota de nuevo algo más de movimiento, pero el barrio sigue estando abandonado. No hay farmacia, médico... ni siquiera nosotros tenemos cerca un contenedor para reciclar el vidrio", explican estos empresarios que llevan sirviendo comidas a tres generaciones. "Hemos conocido en el comedor a padres, hijos y nietos, a gente encantadora que nos ha acompañado durante estos años", concluyen estos hosteleros de la aorta de Avilés. Así es Jardín de Cantos, un corazón obrero por el que cada día circula Avilés.

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